Chrysler y Fiat, en busca del acuerdo
Sergio Marchionne, consejero delegado de Fiat e hijo de inmigrantes italianos a Canadá, está negociando la compra del 41,5% de Chrysler que todavía está en manos del fondo de pensiones del sindicato United Auto Workers (UAW). Las dos partes, que difieren en unos 3.000 millones de dólares en lo referente al precio, hicieron públicos sus desacuerdos sobre el proceso de negociación por su enfrentamiento en los tribunales la semana pasada.
A pesar de las diferencias en materia de valoración, no hay duda sobre el resultado. Marchionne ha visualizado durante mucho tiempo una fusión Fiat-Chrysler y una total integración entre ambas como un primer paso de una consolidación diseñada para exprimir el excecente de capacidad que afecta a la industria del automóvil, sobre todo en el mercado italiano.
Cuanto más tenga que pagar Fiat por Chrysler, más fondos propios necesitará para crecer y evitar una rebaja de su calificación crediticia. Una manera de simplificar el proceso podría ser estructurar el acuerdo en dos etapas. En primer lugar, Fiat compraría Chrysler; después, la empresa fusionada podría ofrecer acciones nuevas. Se trataría de algo similar a una OPV del grupo resultante, y una especie de emisión con derechos de suscripción preferente para los que ya son accionistas de Fiat.
Nueva York cuenta con una mayor cantidad de capital de inversor que Milán, lo que podría dar a Marchionne una razón para cambiar el domicilio fiscal de la entidad resultante de la fusión y mover su cotización a Estados Unidos.
El patrimonio de Chrysler, cifrado en 7.250 millones de dólares, tiene un valor que superaría la capitalización bursátil de Fiat, situada en 6.900 millones de dólares. Una vez que las disputas sobre el valor de la firma de Detroit toquen a su fin, Fiat podría haber alcanzado la vía rápida hacia la ciudadanía estadounidense.