Los afortunados becados Schwarzman
Steve Schwarzman, fundador de Blackstone está contribuyendo con su nombre, y 100 millones de su fortuna privada, a impulsar un programa de becas de la Universidad Tsinghua de Pekín. Puede que no se trate de un programa totalmente altruista ya que China perdió mucho al invertir en la OPV de la compañía. Pero aún habrá más beneficiarios si el plan ayuda a las élites occidentales y chinas a entenderse mejor.
Las becas Schwarzman financiarán los estudios en el extanjero de los mejores y más brillantes alumnos. El programa está dotado con 300 millones de dólares y seleccionará a unas 200 personas de Estados Unidos, China y otros países para que puedan cursar un año en Tsinghua. Schwarzman envía a los estudiantes allí para que puedan comprender mejor esta emergente potencia económica.
Pero siempre hay escépticos. Los 100 millones de dólares de Schwarzman no son nada comparados con las pérdidas que sufrió el fondo soberano de China al invertir 3.000 millones de dólares en Blackstone. Aunque las acciones se han revalorizado un poco desde las profundidades a las que llegaron con la crisis financiera, China Investment Corporation todavía se está recuperando de una pérdida cercana a los 1.000 millones de dólares. Por su parte, los patrocinadores como BP, Boeing y Bank of America, no dudan del esquema planteado por Schwarzman al considerarlo una forma de mejorar su influencia en el continente.
A pesar de todo, las objeciones no socavan la causa de Schwarzman. El rápido crecimiento de China y las tendencias insulares significan que los líderes carecen de la suficiente experiencia y comprensión hacia sus homólogos de otras partes del mundo. Para los dirigentes occidentales, este país sigue siendo misterioso e impenetrable. Ello ya ha dado lugar a tensiones, que solo pueden ir a más a medida que China aumente su creciente poderío político y económico. Si el planteamiento de Schwarzman ayuda a los líderes del futuro a entenderse mejor, cualquier otra motivación menos altruista queda a un lado.