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Draghi no tendrá un helicóptero

Hay un inusual interés en los políticos del sur de Europa, Rajoy incluído, estimulado por la administración norteamericana y por las iniciativas del Gobierno y el Banco de Japón, antiguas pero renacidas ahora, en que Draghi tenga más poderes de los inmensos que ya tiene. Pero sobre todo, que pueda subirse al helicóptero de la expansión cuantitativa ilimitada para inundar Europa de euros. Pero no tendrá helicóptero; habría que pasar por encima del cadáver de Merkel y del Bundesbank, y de toda la doctrina económica clásica.

La visita del secretario del Tesoro norteamericano, Jack Lew, esta semana a Europa está sirviendo para avivar este viejo debate, que se inició tras la falta de respuesta en la crisis a las recetas de toda la vida. Lew llega al viejo continente con la sonrisa de una zona monetaria que ha mantenido un activismo poco común y que supuestamente ha vencido a la crisis, cuando seguramente solo la ha anestasiado, para que aflore manifestada de otra forma en el futuro.

Pero su visita coincide con el redoble de tambor del Banco central de Japón en su política de sostenimiento de la economía nipona a base de estímulos monetarios y fiscales, si, fiscales también, y que refuerza la declarada política del nuevo Gobierno nipón de bajarle la temperatura al yen para vender en el exterior. Y unos con otros, han desatado en Europa la vieja tentación de los países del sur, y de una parte de los del norte, que creen que la economía debe estimularse más con gasto público.

Y hasta el propio Rajoy, que ha comulgado siempre con el rigor fiscal y monetario, se ha apuntado al circo pidiendo más poderes para el BCE, para que riegue con sus euros las economías más debilitadas, en el malentendido de que tal operación no es gasto público. Qué ingenuidad. Multiplicar varias veces el balance del banco central también es gasto público, aunque no se apunte como deuda de los estados.

Tiene un efecto achampañado sobre la economía cuando se aplica, como en Estados Unidos, pero no resuelve los problemas de fondo (sobreendeudamiento en nuestro caso), y está jugando a la lotería segura de un rebrote de la inflación en el futuro que será un ingenio artificial para reducir la deuda, pero a cambio de reducir el valor de los activos financieros, el ahorro también, de la gente.

Pero tal campaña en Europa no tendrá efecto. Alemania no permitirá tal cosa, y aplicará ortodoxia doctrinal para frenar tales iniciativas. Nunca en Alemania se permitirá, y tampoco en el euro mientras la posición del sur sea tan débil como es ahora, un declarado activador de inflación, porque se le considera el enemigo público número uno, el arma de destrucción económica masiva por antonomasia.

Por tanto, en la refundación del euro iniciada por Alemania no entra comprarle un helicóptero a Draghi. Bastante ha hecho ya con sus inyecciones de liquidez a la banca, con sus pequeños escarceos de expansión cuantitativa luego esterilizadas y con sus promesas de recomprar deuda si algún país lo reclama. Pero no habrá helicóptero, señor Rajoy.

Yo comprendo que se le agote la paciencia hasta al mismísimo santo Job con las políticas de austeridad sin éxito en la actividad, y como donde esperábamos que habría brotes verdes, no hay nada, y toda esperanza de crecimiento se deja ya para 2014, y crear empleo para 2015, y bajar la tasa de paro del 20%,...para 2020. Pero no habrá helicóptero.

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