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El Foco
Tribuna
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La ingeniería ‘made in USA’ y la española, cara a cara

Las infraestructuras que se contruyen en España no tienen nada que envidiar las estadounidenses, pero el autor defiende que una mayor inversión pública en la ingeniería de diseño reduciría sus costes de ejecución.

En España se construyen infraestructuras tan grandes, complejas y espectaculares como se pueden levantar en Estados Unidos (EE UU), pero el punto de partida, es decir, su diseño, evidencia grandes diferencias entre un lado y otro del Atlántico.

La principal diferencia está relacionada con el papel que la ingeniería tiene en el proceso de construcción de una infraestructura. En España son generalmente los grandes grupos constructores los que representan un papel predominante, dejando a las ingenierías una labor secundaria. En EE UU, por el contrario, las ingenierías desempeñan un papel más activo a la hora de diseñar y ejecutar una obra.

Una mayor inversión en el diseño y la supervisión de las obras redunda en un menor coste final del proyecto

Para ilustrar esta diferencia, basta con contraponer unos pocos datos: los costes de ingeniería de diseño de un proyecto de construcción en España suponen entre el 1,5% y el 3,5% del presupuesto global, mientras que en EE UU se elevan a cifras entre el 6,5% y el 12,5%, en función de la dificultad, lo que supone multiplicar por cuatro las cifras. ¿Por qué se produce esta diferencia (gap) de inversión en ingeniería tan importante entre los sectores de ambos países?

Vistos los porcentajes por separado, puede parecer que los americanos son menos eficientes en el uso de los servicios de ingeniería, debido a la elevada inversión que destinan a este ámbito, pero la experiencia demuestra justo lo contrario: una mayor inversión en el diseño y supervisión de las obras por parte de la empresa de ingeniería redunda en un aumento menos acusado de los costes finales del proyecto, ya que existe un mayor control y planificación, por no hablar de los costes de mantenimiento.

Esto explica que en España se produzcan mayores diferencias entre lo presupuestado inicialmente y lo realmente invertido al finalizar la construcción de la obra. Y es que las ampliaciones del presupuesto de construcción o modificados durante la fase de obra en EE UU son muy inferiores a lo que se acostumbra en España, pues lo más frecuente es que se incrementen finalmente entre un 3,5% y un 5% del coste total del proyecto.

Para evitar estos sobrecostes en España, la principal receta es estrechar los lazos entre ambos sectores, ingeniería y construcción. De hecho, en EE UU es más común la licitación conjunta de proyectos (diseño y construcción), por lo que también es más frecuente ver a las ingenierías ir de la mano de las constructoras para licitar infraestructuras.

"En la licitación, el sector público ha de reservar una partida presupuestaria suficiente para ingeniería"

De igual manera las ingenierías en EE UU asumen más riesgos durante la fase de diseño. Estos riesgos están directamente relacionados con la labor que lleva a cabo la ingeniería que ha diseñado la obra durante la construcción. Fundamentalmente, los ingenieros proyectistas son los encargados de revisar todos los diseños propuestos por el contratista, así como de contestar las preguntas técnicas que surjan durante el proceso. En el caso de que sea necesario, también tienen que rediseñar las partes del proyecto que sufran cambios durante la ejecución y se ocupan de las inspecciones necesarias.

Todas estas tareas hacen que sea más complicado introducir constantes modificaciones en el diseño general de la obra, por lo que al mismo tiempo reduce la propensión a los sobrecostes que tantos disgustos ocasiona a las administraciones públicas, además de reducir los riesgos en los que incurren los contratistas a la hora de valorar una obra.

Y precisamente porque la Administración es parte perjudicada por estos sobrecostes, es ahora más necesario que nunca que, en sus concursos de licitación, el sector público reserve una partida presupuestaria suficiente para ingeniería, como ocurre en otros países. Y es que las ingenierías responsables del diseño tienen un papel fundamental en la obra y no solo en mercados como EE UU o Reino Unido, en los que son gigantes que pueden llegar a contar con 20.000 empleados –frente a los 1.300 de una española–, sino también en economías emergentes como Perú y Colombia donde el proyectista es responsable del proyecto desde su concepción hasta su puesta en servicio.

En cuatro años, España ha hecho un ajuste en inversión pública para obra civil que en Alemania ha durado 42

En España, el impulso a la ingeniería necesita de un volumen de contratación mínimo de 1.000 millones de euros anuales, como ya señaló en numerosas ocasiones la patronal del sector, Tecniberia. Y ese ritmo mínimo tendría que durar unos dos o tres años para conseguir la eficacia necesaria. Sin embargo, la realidad es muy diferente por el desplome que ha sufrido –y sigue sufriendo– la inversión en obra civil.

Para que nos hagamos una idea de esta caída, en apenas cuatros años (2009-2013) la inversión pública en obra civil se ha rebajado en 3,1 puntos del PIB (más de 30.000 millones de euros). De una forma muy ilustrativa, la patronal de las grandes constructoras, Seopan, señala que Alemania, la primera economía europea, ha necesitado ¡nada menos! que 42 años para realizar ese ajuste.

Como ya hemos sido advertidos en numerosas ocasiones, esta drástica reducción se ha justificado para cumplir con los objetivos de déficit y para conseguir unas cuentas públicas más austeras, pero se pasa por alto que la construcción de infraestructuras no es un gasto, sino una inversión: aparte del avance que supone para el desarrollo del país, consigue que retornen a las arcas públicas 62 de cada 100 euros invertidos, a través de la recaudación de impuestos y cotizaciones sociales. Sin contar con las decenas de miles de puestos de trabajo que se crearían.

En España todavía quedan por construir importantes infraestructuras que nos ayudarán a aumentar aún más nuestra competividad respecto a los países más punteros. Se trata de, como sucede en otros países, de tomar una posición más elevada para tener una visión alejada de intereses cortoplacistas. Solo así se pueden levantar infraestructuras útiles para el futuro.

Sergio Luqui es director general para Norteamérica y Latinoamérica del Grupo Euroconsult.

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