La banca aparca la refinanciación de Pescanova y prepara la batalla legal
Los acreedores se plantean centrarse en materia concursal en lugar de reestructuración de deuda
Representantes del grupo de seguimiento de los 45 bancos acreedores de Pescanova, formado por CaixaBank, Sabadell, Popular, Bankia, Deutsche Bank, Royal Bank of Scotland (RBS) y Novagalicia, mantuvieron ayer una reunión en Madrid para tratar la crisis de la compañía presidida por Manuel Fernández de Sousa. De acuerdo a fuentes financieras, las entidades han acordado centrar su estrategia sobre aspectos legales relativos a materia concursal en lugar de centrarse en reestructuración de deuda, una vez que el grupo alimentario anunciara el pasado jueves que presentará suspensión de pagos.
Con el fin de prepararse ante una posible batalla legal, algunas de las entidades integrantes de este comité manifestaron ayer su intención de cambiar el perfil de los representantes con los que cuentan en este grupo. El steering committee, creado por la banca hace ahora un mes para negociar la reestructuración de la deuda con la compañía, se disolverá por tanto para constituir un nuevo grupo de seguimiento. De momento, no obstante, no se ha fijado una fecha para un nuevo encuentro.
El papel de Novagalicia
La única duda es si Novagalicia seguirá formando parte de este grupo, ya que desde el primer momento se ha apuntado a un posible conflicto de intereses debido a la que la entidad gallega, resultado de la fusión de Caixa Galicia y Caixanova, ha sido accionista de Pescanova hasta mediados de 2011.
En junio de este año se desprendió de la totalidad de su participación –de la que un 10% fue adquirida por el presidente de la compañía, Manuel Fernández de Sousa– y después de haber llegado a controlar un 30%.
En la reunión de ayer, la banca acreedora no trató la posibilidad de acudir en auxilio de la compañía. Según algunas fuentes, Pescanova necesita entre 50 y 60 millones de euros de liquidez para continuar en marcha. De hecho, este mismo lunes algunas fuentes apuntaban a que el grupo alimentario tiene liquidez para operar solo hasta el próximo lunes.
La negativa de la compañía a aportar las cuentas de 2012 y un mapa de su deuda ha hecho que la banca cerrara el grifo. "Estamos dispuestos a ayudar a Pescanova, pero siempre y cuando nos facilite los datos solicitados", aseguran desde las entidades.
Estas designaron hace unas semanas a KPMG como auditor y a Freshfields como asesor legal, si bien ambos debían ser contratados por la propia Pescanova. Fuentes financieras señalan que KPMG se está encontrando muchas dificultades para acceder a las cuentas del grupo alimentario, mientras que Freshfields aún no habría recibido el contrato.
De acuerdo a las mismas fuentes, aproximadamente, el grupo tendría una deuda que rebasaría los 2.500 millones de euros, 1.000 millones más de los reconocidos, aunque la cifra total aún se desconoce.
CaixaBank, Sabadell, Novagalicia y Popular tendrían préstamos concedidos a Pescanova de más de 150 millones de euros. Entre 125 y 150 millones estarían Bankia y Deutsche Bank. Entre 100 y 125 millones, BBVA y Caixa Geral. Entre 75 y 100 millones, RBS, Commerzbank y Ceiss. Entre 50 y 75 millones de euros, Rabobank, Banesto, Banco Espirito Santo, Kutxabank, BPI, HSBC y Catalunya Banc, según las fuentes consultadas.
Nueva reunión del consejo
Pescanova tiene de plazo para presentar sus cuentas del pasado ejercicio a la CNMV hasta el próximo viernes. Fuentes del regulador consultadas por Efe indicaron ayer que la compañía debe antes celebrar un consejo de administración.
Sin embargo fuentes de la empresa indicaron ayer a este diario que no tienen constancia de que deba ser así y que por ahora no se ha convocado reunión del consejo: "Creemos que no es preceptivo y que no va a haber consejo". Fuentes cercanas a uno de los accionistas y consejero del grupo aseguró ayer que no han recibido ninguna comunicación al respecto.
En el último consejo celebrado por la compañía, el pasado jueves (13 horas de reunión), tras el que el grupo informó de que solicitará su entrada en concurso de acreedores y la revocación de su auditor, la consultora BDO, se puso de manifiesto el enfrentamiento entre los consejeros.
José Carceller, representante de Grupo Damm, con el 6,1%; Francois Tesch, en nombre de la firma Luxempart, con el 5,8%; Antonio Basagoiti (consejero de Pescanova desde 1996); José Antonio Pérez Nievas, que representa a la sociedad de inversión Iberfomento (consejero desde 2006); y Yago Enrique Méndez (en el consejo desde 2006) se opusieron a que Pescanova solicitara su entrada en concurso y a la petición de revocación, y también a la medida contra la auditora BDO.
El grupo pone a prueba el papel de la CNMV
Además de la paciencia del regulador del mercado español, Pescanova está poniendo a prueba el papel de la Comisión Nacional del Mercado de Valores en una crisis como la desatada en la multinacional gallega.
El organismo ha dado de plazo a la compañía presidida por Manuel Fernández Sousa hasta el viernes para presentar sus cuentas relativas al ejercicio 2012, después de que el 28 de febrero anunciara que no las presentaba y de que agotara el plazo dado entonces por la CNMV hasta el pasado viernes para adjuntarlas.
Pescanova comunicó el viernes pasado de madrugada que solicitaría su entrada en concurso de acreedores, lo que supondría que la CNMV, al ser la compañía una firma cotizada, designará uno de los administradores concursales que gestionará la empresa mientras se encuentre en situación concursal.
El concurso de Pescanova, previsiblemente, supondrá la mayor quiebra de una empresa española del sector de la alimentación. Sólo los concursos de las sociedades de Nueva Rumasa se acercan a las cifras de deuda de la empresa gallega. La deuda oficial de Pescanova a septiembre de 2012 era de 1.522 millones de euros, pero fuentes financieras estiman que la real, a estas alturas, superará los 2.500 millones.
Si el grupo no presenta el viernes las cuentas, de acuerdo a la ley del mercado de valores, la empresa y sus administradores pueden ser sancionados por la CNMV.
El organismo suspendió la cotización de Pescanova entre el 1 y el 4 de marzo, después de que el grupo anunciara su entrada en preconcurso. Hasta entonces la evolución en Bolsa de la empresa, positiva en 2012, no hacía presagiar problemas, cotizando la acción por encima de los 17 euros.
El 12 de marzo la CNMV volvió a suspender la cotización de la empresa, coincidiendo con el comunicado del grupo en el que informaba de que había "detectado discrepancias entre su contabilidad y las cifras de deuda bancaria".
Fuentes jurídicas informaron ayer a este diario que despachos que representan a accionistas minoritarios de Pescanova están preparando querellas contra la compañía y también contra la CNMV.