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Columna
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‘Statu quo ante’

El sector bancario tiene un historial de tratamiento de la regulación como desafío a superar. La propuesta de norma europea para limitar los bonus es un ejemplo típico. Algunos bancos están pensando en afrontarlos como un desafío legal, según Financial Times. Si ello se lleva a cabo, las posibilidades de éxito son escasas y el proceso durará años. Mientras tanto, los bancos tienen dos opciones: cumplir con el espíritu de la ley o permanecer fiel al estilo de la industria y tratar de encontrar vías legales para seguir la letra de la norma, pero ignorar su espíritu. Probablemente se podría hacer. Con los salarios variables, las filiales no bancarias y quién sabe qué más, los bonos pueden seguir utilizándose para recompensar las exitosa asunción de riesgos más o menos como siempre. Este enfoque encaja en una industria que ha usado de forma rutinaria las normas de divulgación –que se supone que están enfocadas a ferias de negocio– como defensa cuando los clientes ingenuos se quejan de haber sido engañados por vendedores astutos.

Esta visión también está en consonancia con la práctica del sector de poner el interés de los empleados muy por delante del de los accionistas, los contribuyentes y los clientes. El pensamiento tiene que cambiar. Las normas de la Unión Europea pueden resultar contraproducentes. Pero no se puede dudar del apoyo popular al espíritu de la ley. Así que si el espíritu público no es lo suficientemente poderoso, debería serlo el propio interés.

Los banqueros deben tener cuidado. Si el espíritu de la norma resulta ampliamente burlado, la ira de la opinión pública no hará sino aumentar. Aquellos que no estén dispuestos a aceptar una moderación salarial ahora probablemente terminarán soportando una mucho mayor más adelante. Cuando llegue el momento, los banqueros obtendrán de la regulación lo que han sembrado en el subconsciente de su propio interés.

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