¿Qué sucederá ahora en Italia?
Se abre ahora un periódo de incertidumbre para Italia. El Parlameto podría tener, incluso, que elegir un nuevo presidente.
Medios y analistas de Italia y el resto del mundo aseguran hoy que el país se enfrenta a una difícil situación por la extrema polarización del poder: la coalición liderada por el partido de centroizquierda Partido Democrático de Italia podrá gobernar en la Cámara baja, pero la del ex primer ministro, Silvio Berlusconi, lo hará en el Senado. Sea como fuere, así serán los próximos días en la tercera economía de la zona euro: en los próximos 20 días se tendrá que formar un nuevo Parlamento, que, posteriormente, elegirá a un presidente para cada una de las dos Cámaras. También se formarán entonces los dos grupos parlamentarios.
Será entonces cuando el presidente de la República, Giorgio Napolitano, se reúna con los dos presidentes de las Cámaras, los grupos y con los partidos políticos, a resultas de la cual dará un mandato para formar un Gobierno. Se lo encargará, con toda seguridad, al polo que lidera Bersani.
Entonces, el primer ministro electo formará Gobierno y buscará la confianza en las dos Cámaras. Si hubiese una aprobación por en el Congreso y el Senado el proceso acabaría aquí. Pero no parece que ese vaya a ser el caso. La de la baja la tiene garantizada. No está tan claro en el de la Alta, que estará controlada por la coalición de Silvio Berlusconi y la Liga Norte.
Si no sale adelante el ticket propuesto por Napolitano, volverían a celebrarse reuniones hasta que se dé un número de apoyos suficiente.
Sin embargo, a día de hoy, este acuerdo no parece probable. El presidente de la República, entonces, tendría que convocar nuevas elecciones. Y nombrar a un Gobierno interino, que también tendrá que contar con apoyos suficientes.
La cosa se complica aún más: es potestad del presidente de la República convocar elecciones. Pero Napolitano ya no lo puede hacer, dado que su mandato está concluyendo. Es decir, para poder disolverse, el Parlamento deberá elegir a un nuevo presidente por una mayoría de dos tercios (en la tercera votación solo haría falta la mitad de los votos), quien, a su vez, disolverá las cámaras y convocará elecciones.