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Columna
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¿Ha dejado el Gobierno a su suerte a la construcción?

Por lo que puede deducirse por las manifestaciones públicas del Gobierno, la construcción ha desaparecido de sus preocupaciones inmediatas. Ni en las múltiples comparecencias e intervenciones públicas de ministros y altos cargos del gobierno, ni en las medidas tomadas desde que comenzó la legislatura se está teniendo en consideración a la construcción.

No se la incluye entre los sectores productivos que hay que ayudar para que colaboren en la salida de la crisis, olvidándose de su enorme poder para crear -y destruir- empleo.

No se instrumentan planes de estímulo para la obra pública y cuando se anuncian medidas o planes para dinamizar algún área de actividad relacionada con la construcción -la edificación o la rehabilitación- no van acompañadas de los necesarios apoyos económicos, fiscales y financieros mínimamente necesarios para hacerlas viables.

Este Gobierno parece haber abandonado la construcción a su suerte, mientras ésta se encamina inexorablemente hacia el abismo. Nunca el silencio del Gobierno sobre la destrucción de empleo, pérdida de empresas y práctica desaparición de multitud de sectores auxiliares de una actividad productiva fue tan desalentador. La consolidación fiscal se está haciendo básicamente a costa de reducir hasta casi su desaparición la inversión en infraestructuras. Este año solo se esperan mínimas inversiones en infraestructuras por parte de la administración central, mientras que desaparecerá prácticamente la de comunidades autónomas y ayuntamientos, que antaño invertían en este ámbito más del 60% del total.

La caída de la actividad constructora el pasado año puede estimarse a falta de datos definitivos en más del -10% y no hay ningún atisbo de que este año pueda ser menos negativo. El colapso está siendo de tal magnitud que hay sectores industriales relacionados con ella que actualmente facturan en torno al 9 ó 10% de lo que lo hacían en 2008.

El cemento ha cerrado el año pasado el peor ejercicio de su historia reciente. No solo hay que remontarse a 1936 para encontrar una caída interanual mayor que la habida en 2012 (-34%), sino que probablemente este año acumule una nueva caída en el entorno del -20%.

Respecto al empleo en la construcción medido por la afiliación a la Seguridad Social, en 2012 el Régimen General cerró con poco menos de 680.000 afiliados, caída similar a la registrada en 2011 y habiéndose perdido en los últimos doce meses 165.600 cotizantes. Los afiliados sectoriales a este Régimen ya solo representan el 35,7% de los que se contabilizaban a primeros de 2007. Cada vez hay más voces autorizadas que exigen identificar las verdaderas causas de de la situación actual de nuestra economía, porque "el déficit no ha provocado la recesión, es la recesión la que ha causado el déficit" (Stiglitz).

Sin la recuperación de los sectores que más empleo y actividad pueden generar, no se saldrá de la crisis. Sin la construcción, no se saldrá de la crisis.

Es urgente que el Gobierno reconsidere el abandono de esta actividad a su suerte y comience a activar medidas anticíclicas que permitan generar empleo con intensidad, hoy el mayor problema de nuestro país.

La rehabilitación es actualmente la única oportunidad de que la construcción se mantenga aunque sea en mínimos; pero es necesario un apoyo público decidido para que funcione. Se deben tomar medidas fiscales que rompan el círculo vicioso de la economía sumergida que se genera en las actividades de rehabilitación, porque si se estableciera temporalmente una desgravación automática del 25% de la actividad realizada en ese ámbito, afloraría gran parte de esa economía sumergida, aumentaría sustancialmente la calidad de las obras, y la reducción del coste para el ciudadano fomentaría el crecimiento de la actividad.

El Gobierno, con su Presidente a la cabeza, debe comprometerse a fondo en insuflar credibilidad donde hasta ahora solo hay incertidumbre y olvido. Que consensue e implante medidas que alienten la actividad constructora ya, para este mismo año. Que incluya la recuperación de este sector en su agenda de reformas con la misma urgencia, preocupación y compromiso con la que hace gala respecto a otros sectores de actividad.

Es urgente que el gobierno ponga toda la carne en el asador para devolver la confianza a una actividad convencida hoy, por el silencio de sus gobernantes, de que no van a hacer nada para regenerarla y salvarla.

Todavía hay casi un millón de empleos que dependen de ello, múltiples empresas y un singular tejido productivo auxiliar que incluye desde el cemento y la metalurgia, a la carpintería, la maquinaria pesada, la cerámica o los equipamientos de todo tipo. Para no desaparecer -o convertirse en una actividad residual- la construcción necesita con urgencia que el Presidente del Gobierno asuma el liderazgo de la recuperación de este sector sin el cual, se mire por donde se mire, no será posible alcanzar una plena recuperación de nuestra economía. No será posible recuperar el empleo si no se recupera la construcción.

Juan F. Lazcano es Presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC)

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