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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una estrategia integral contra el paro juvenil

La propuesta de destinar dentro del presupuesto europeo para 2014-2020 una partida dirigida específicamente a combatir el paro juvenil en los países más castigados por el desempleo ha centrado en las últimas horas buena parte de la atención sobre la cumbre que se inició ayer en Bruselas. José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea, pedía días antes de la reunión a los líderes comunitarios que incluyeran en el presupuesto fondos para abordar el problema. Una preocupación recogida después tanto por la canciller alemana, Angela Merkel, como por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy; este último llegó a avanzar que plantearía destinar "varios miles de millones" de euros a esta cuestión. La cifra que finalmente se baraja -5.000 millones de euros- constituye solo el 0,05% del total del presupuesto, una cantidad que habrá que repartir no solo entre varios países, sino también a lo largo de los siete años que cubre. Se trata de un montante claramente insuficiente -solo durante el año pasado, la Comisión Europea recondujo unos 7.500 millones de euros para dedicarlo a fomentar el empleo juvenil-, pero constituye una señal inequívoca de que el paro en los jóvenes ha conseguido por fin ocupar un lugar propio en la agenda europea. Ello no refleja únicamente una creciente preocupación en los Gobiernos de la UE, sino también el pulso de una opinión pública que ha comenzado a percibir la existencia de toda una generación perdida de europeos que no disponen de opciones para entrar en el mercado laboral. Las cifras de desempleo entre los menores de l6 a 24 años son abrumadoras, hasta el punto de que en algunos Estados miembros -es el caso de España- el porcentaje llega a superar el 50%. Esa circunstancia convierte a nuestro país en uno de los candidatos con más necesidad de obtener un buen trozo del pastel de estos fondos, aunque se trate de un pastel reducido e insuficiente, y a mejorar así su saldo presupuestario con la UE.

Más allá de esa circunstancia, las partidas presupuestarias destinadas a luchar contra el desempleo constituyen una parte -y no la más importante- de la estrategia integral que Europa debe adoptar para atajar el paro. No debería ser necesario recordar que la creación de empleo, tanto el destinado a los jóvenes como al resto de la población activa, es una consecuencia directa del crecimiento económico y no se da al margen de este. Como tampoco que el gran problema de los países europeos más castigados por el paro no es la falta de ayudas públicas, sino la ausencia de una actividad económica capaz de generar empleo. Esa y no otra debe ser la premisa principal de cualquier hoja de ruta destinada a acabar realmente con el desempleo.

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