Fundación BBVA premia al profesor Lotfi Zadeh, el padre de la lógica difusa
Los trabajos del ingeniero electrónico hacen posible que ordenadores y máquinas funcionen y decidan con conceptos imprecisos, como los humanos, y logren resultados más eficientes y adecuados a la realidad
Que existan las lavadoras inteligentes que puedan seleccionar su programa, con su tiempo, temperatura y rotación, en función de la cantidad de carga y de la suciedad de la ropa se lo debemos en gran parte a sus investigaciones. También que los coches se adapten a nuestra forma de conducir o que la ciudad japonesa de Sendai tenga un metro automático con aceleración gradual.
La industria ha adoptado masivamente sus ideas y metodologías y ha desarrollado un gran número de aplicaciones en distintos campos, incluida la medicina. De hecho, esta metodología, que hace que ordenadores y máquinas resuelvan el problema de la imprecisión y funcionen y decidan como los humanos, ha generado más de 50.000 patentes solo en Japón y EE UU. No es casualidad que entre las instituciones que le nominaron para este premio se encuentren varias multinacionales como General Electric, Omron o Ford.
El campo de trabajo de Lotfi Zadeh (Bakú, Azerbaiyán, 1921), la lógica difusa, que se podría enmarcar en el campo más amplio de la inteligencia artificial, salva la distancia que existe entre la lógica clásica y la realidad. "Siendo ingeniero, siempre tuve la convicción de que en las matemáticas estaban las respuestas a casi todos los problemas", explica Zadeh en una entrevista grabada con motivo de la concesión del premio, "pero me dí cuenta de que la matemática clásica no sabía como abordar la imprecisión". Es decir, sí puede establecer cuales son los números pares, pero no discriminar cuales son, por ejemplo, los buenos jugadores de baloncesto. Para resolver estos problemas, el galardonado toma como modelo al ser humano, su "sorprendente" capacidad natural para razonar y tomar decisiones basadas en información imprecisa y en un conocimiento parcial de las situaciones. Su contribución ha consistido en establecer las bases de la lógica difusa y trasladarla a la toma de decisiones por parte de los ordenadores y otros sistemas, para incorporar la capacidad de establecer grados y matices de la realidad, las fronteras no delimitadas de la naturaleza. No por ser bajo, un jugador de baloncesto ya no sería bueno, porque podría tener una puntería excelente.
Sus contribuciones han tenido consecuencias esenciales para los procesos industriales, ya que han permitido simplificar el diseño, logrando productos más eficientes, más fáciles de utilizar y más flexibles a los cambios, a la vez que han reducido los costes y los tiempos de producción. Con estas credenciales, no es difícil imaginar el éxito y el grado de implantación industrial de la lógica difusa (fuzzy logic en inglés), que más que el proceso en sí, modeliza cómo el operador controlará el proceso. "Cuando desarrollé esas ideas supe que iban a ser importantes para la ingeniería y la tecnología, para una amplia gama de productos de consumo, pero no que fuesen a ser la base para tantos campos de la ciencia", admite Zadeh, que a sus 92 años trabaja en el desarrollo de formas de analizar los lenguajes naturales: "Creo que el futuro está en poder establecer un diálogo entre el ser humano y las máquinas". Hola futuro.