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Columna
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España cambia de rumbo

El cambio de rumbo de la política económica en España comienza a dar frutos. El autor reflexiona sobre lo que queda por hacer y sobre el gran papel que están desempeñando las empresas españolas.

Cuando un gran petrolero tiene que cambiar de rumbo a estribor o a babor, el capitán del barco tiene que realizar la maniobra con bastante anticipación pues la inercia de miles de toneladas de peso hace que durante unos cuantos cientos de metros no se inicie apenas cambio alguno y esto puede verse agravado cuando las condiciones climatológicas son adversas.

Pues esto se parece mucho a lo que ha ocurrido en España durante el año 2012; el timonel recibió órdenes del capitán de cambiar de rumbo a finales de 2011 y era tal la inercia hacia el rumbo erróneo y eran tales las tormentas que azotaban el mundo financiero a nivel internacional que hemos tardado casi un año en empezar a detectar signos de mejoría en varios frentes.

En efecto, como ha ocurrido en las empresas y también en las economías domésticas, el rumbo del gasto público desenfrenado, sin las consiguientes dotaciones presupuestarias y dependiendo únicamente del crecimiento de la deuda, se ha frenado bruscamente, desapareciendo en muy pocos meses grandes partidas de gasto de muy dudosa justificación; aun así, queda mucho trabajo por hacer para reducir las Administraciones públicas a los niveles que se corresponden con la dimensión de nuestra economía y de nuestra población.

Pero la parte más dinámica e interesante de este cambio de rumbo está siendo la capacidad de nuestro tejido empresarial, y en particular de la gran y mediana empresa, para adaptarse en muy poco tiempo al nuevo entorno económico y salir a los mercados exteriores con el riesgo que ello supone y con una financiación casi inexistente; si a ello añadimos que la presión fiscal ha aumentado y que no se han establecido estímulos a la inversión, el mérito es aún mayor.

Todo ello nos induce a pensar que tenemos un gran país, que España está trabajando intensamente en todos los ámbitos, que los españoles se están sacrificando porque han entendido que había que cambiar de rumbo y lo están haciendo, pero además se necesita confianza e ¬inversión.

Es por ello por lo que pensamos que en 2013 hay que profundizar en las reformas emprendidas y que uno de los puntos clave que hay que abordar es el estímulo y el apoyo a la inversión para fortalecer aquellas empresas que han iniciado ese cambio de rumbo, innovando, creando nuevos productos y abriendo nuevos mercados; el gasto inicial que ello supone para la Administración o si se quiere, el menor ingreso derivado de dichos estímulos se verá compensado con creces con nuevos puestos de trabajo, y por consiguiente con más cotizaciones a la Seguridad Social; con más compras y ventas, recaudando más IVA e impuesto de sociedades y con más exportaciones, por ende mejorando nuestra balanza de pagos, como ya está ocurriendo en estos momentos.

Debemos no tener miedo al corto plazo y saber y confiar en que los empresarios serán los primeros interesados en adoptar las medidas de corrección necesarias y aprovechar las oportunidades y los estímulos, en beneficio de sus empresas.

Y una vez que las cuentas estén equilibradas, las cuentas públicas me refiero, y que las facturas se emitan y se paguen a tiempo, lo cual parece una obviedad pero no lo ha sido durante años, volverá la confianza en nuestra Administración, como ya está volviendo, y fluirá la inversión y el crédito a las empresas y a los particulares.

Sin embargo hay un factor adicional que está implícito en todo este proceso sin el cual sería difícil mantener una continuidad en las mejoras emprendidas: la transparencia y la ética en las transacciones comerciales y en la gestión pública.

Una buena parte de los problemas económicos que hemos padecido en España y en Occidente ha sido debido a la opacidad y la falta de ética en los comportamientos empresariales, personales y de las propias Administraciones públicas; tenemos ejemplos en el pasado reciente de cómo la corrupción puede acabar con las empresas e instituciones más solventes y con los países más ricos; sin ética no hay desarrollo sostenible y es por ello por lo que los países más desarrollados tecnológicamente, que lo han entendido bien, están aplicando reformas en sus leyes y en los códigos de conducta empresariales, tendentes a una mayor transparencia en su actividad profesional.

Y como en el caso del gran barco que cambia de rumbo, aquí se necesita un largo proceso de aprendizaje que comienza en la familia y en la escuela, después en las universidades y escuelas de negocios, de modo que los empresarios y políticos del mañana sepan apreciar que el desarrollo sin ética no tiene futuro y que la seguridad jurídica y la confianza empresarial sin transparencia son inexistentes; ello requiere no solo la voluntad de iniciar un proceso regenerador en nuestras empresas e instituciones, sino cambios legislativos de mucho mayor alcance que no se han de circunscribir a las normas mercantiles, sino que deberán extenderse a la legislación civil, penal, administrativa y judicial, y a las costumbres y usos de cada día, si queremos que el nuevo mensaje (?) de honradez profesional cale en nuestra sociedad.

En el grupo Aon estamos comprometidos con la excelencia empresarial con medidas como la orientación al cliente, mejoras operativas y gestión del talento que nos hacen crecer ordenadamente en un mundo cada vez más competitivo; pero también desarrollamos políticas tendentes a la transparencia como son nuestro código ético y de conducta, políticas de compensación, seguridad y privacidad en nuestras transacciones, regalos corporativos, información financiera y otras, en beneficio de nuestros clientes, empleados, accionistas y de la sociedad en ¬general.

España cambia de rumbo porque las personas, las empresas y las instituciones estamos cambiando de rumbo, generando confianza para captar inversión, lo cual nos hace mirar el futuro con más optimismo. En este contexto Aon, junto con otras instituciones, ha tomado la iniciativa, y buen ejemplo de ello es la decisión de patrocinar el Spain Investors Day que se celebrará en enero en Madrid y al que acudirán grandes empresas españolas en busca de inversión extranjera.

Rafael Esteban Muguiro es Chairman de Aon EMEA

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