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Alfonso Jiménez, presidente de Cascajares

"La boda de los príncipes de Asturias nos ayudó mucho"

Hijo de un funcionario del Estado, no estudió carrera universitaria porque su sueño era ser empresario. A Alfonso Jiménez le gusta sobre todo hacer cosas. Y lo ha conseguido vendiendo capones.

Alfonso Jiménez, presidente de Cascajares
Alfonso Jiménez, presidente de Cascajares

Es el señor de los capones. La Navidad es el punto fuerte para la empresa Cascajares: vende 20.000 capones en esta época, otras tantas pulardas y un gran número de cochinillos y de corderos. Alfonso Jiménez, vallisoletano de 39 años, montó, junto a su socio Francisco Iglesias, esta empresa agroalimentaria, asentada en Palencia, que factura siete millones euros al año. Su fábrica, ubicada en Dueñas (Palencia) distribuye al por mayor en España, en Europa y Asia, y acaban de inaugurar una nueva sede en Canadá para vender sus productos en Estados Unidos.

¿Cómo surgió la idea de Cascajares?

Comenzamos mi socio y yo de la nada, con 160.000 pesetas entre los dos. No había tradición familiar ni nada. Yo había estudiado el Bachillerato pero quería trabajar, además no concebía la idea de trabajar para otro y en 1994 empezó todo. Al principio nos apoyábamos en una fábrica, antes de tener la nuestra propia.

¿Cómo recuerda los comienzos?

Trabajando duro, como ahora. Poco a poco empezamos a crecer y cuatro años más tarde de montar la empresa, en 1998, pedimos un crédito al banco para montar nuestra propia fábrica en Villamuriel de Cerrato (Palencia). En 2004 facturamos un millón de euros, teníamos a 12 trabajadores y ocurrió algo que lo cambió todo.

¿Tuvieron un golpe de suerte?

Nuestro capón fue el plato principal de la boda de los príncipes de Asturias y al año siguiente pasamos de facturar un millón a seis millones de euros. Nos ayudó mucho. Y ahí comenzamos a plantearnos la necesidad de elaborar un plan estratégico.

¿Cuáles eran los objetivos de este plan?

La internacionalización. Veíamos que Cascajares era una compañía con muchas posibilidades en el exterior, sobre todo en Estados Unidos y Canadá. En 2008 abrimos una oficina comercial en Canadá, y ahora también tenemos fábrica. En este país facturamos ahora mismo 1,2 millones de dólares y damos empleo a 20 personas. Para 2013, nuestra perspectiva es llegar a facturar 2,2 millones de dólares.

Eso es llegar y triunfar.

Hemos tenido una buena acogida y nuestra previsión es ser más grandes en América que en Europa. Tenemos bastantes proyectos que si sale solo el 25% doblaríamos la facturación. Nuestro modelo y nuestros productos gustan mucho en Norteamérica por el concepto de compañía. Por ejemplo, la campaña que hemos lanzado con nuestros pavos cocinados por el chef español José Andrés, tan conocido en Estados Unidos, para el Día de Acción de Gracias ha gustado mucho. Nuestro objetivo es hacer llegar un pavo allí donde vivan los americanos. En España también ha tenido una buena acogida.

¿No temen la masificación y que se pierda el valor artesanal de los comienzos?

No creo que suceda porque podríamos vender 25.000 capones y tenemos como objetivo vender en esta campaña 20.000. Nuestra venta es escasa si se compara con lo que podríamos llegar a vender. No queremos vender más. Ahora cuando se acaben las 20.000 pulardas no se venderán más. Los 42.000 maletines que tenemos previstos se venden todos. El pavo de Acción de Gracias se consumió todo. Normalmente, los productos que tenemos se agotan todos en la temporada.

¿Ustedes son pioneros en la renta online?

Es un canal que hemos desarrollado para llegar a todos lados. Nuestra página web www.cascajares.com funciona muy bien. Lo más bonito de internet es levantarte por la mañana y ver que has tenido 300 pedidos por la noche, como me ha sucedido hoy. Apostar por internet nos ha dado un gran valor. El canal online tiene un gran potencial comercial.

¿Qué mercados son estratégicos para ustedes?

Además de Estados Unidos y Canadá, donde tenemos posibilidades de desarrollo, queremos abrir negocio en México y en Chile.

"Damos empleo a los dispacacitados"

El espíritu emprendedor de este empresario combina con una filosofía de responsabilidad social corporativa. Para ello disponen de la Fundación Cascajares, dedicada a la discapacidad en el puesto de trabajo. "Actualmente casi el 30% de nuestros empleados de fábrica tienen algún tipo de discapacidad. Es importante porque da a las personas sobre todo independencia económica", explica Alfonso Jiménez. En 13 años de existencia de la Fundación han recaudado, entre otras actividades con la tradicional subasta de capones navideña que se organiza en el Hotel Ritz de Madrid, alrededor de 500.000 euros destinados a facilitar el acceso de personas discapacitadas a un puesto de trabajo. Este emprendedor cree sobre todo en las iniciativas de los pequeños empresarios que tienen una idea. "Lo bueno de esta crisis es que los jóvenes están emprendiendo y se está creando valor a través de la creación de empleos".

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