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Tribuna
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Tesco y el sueño americano

Tesco finalmente admite que su sueño americano se ha echado a perder. Pero su probable salida de EE UU centrará la preocupación del inversor en una cuestión mayor: la salud de su negocio principal en Gran Bretaña y su relación con otros mercados internacionales.

Pese a que la cadena de supermercados británica solo ha dejado entrever su intención de llevar a cabo una "revisión estratégica", es casi seguro que se unirá a los comercios que han intentado, y finalmente fracasado, penetrar en el mercado estadounidense. En verdad, Philip Clarke y el resto del relativamente nuevo equipo directivo de Tesco nunca han dado la impresión de estar convencidos de la viabilidad de Fresh & Easy. Los inversores parecen compartir el escepticismo. Las acciones de Tesco crecieron un 3,2% en la apertura de ayer, después de que la empresa dijera que tomará cartas en el asunto americano.

Tiene sentido dejar de tirar el dinero tras cruzar mal el Atlántico. Desde 2007, la expansión se ha llevado casi 1.000 millones de libras. Los ingresos de la sociedad americana llegaron a apenas 365 millones de libras hasta agosto. Pero su eliminación deja expuesta a Tesco.

Ahora Tesco tiene que concentrar sus esfuerzos en su negocio británico, mucho mayor e importante, y en los negocios internacionales que se extienden desde Corea del Sur hasta la República Checa. En los últimos seis meses, el Reino Unido le generó 23.900 millones de libras de ingresos y los negocios no americanos ni británicos, 11.000.

La perspectiva dibujada en las operaciones del tercer trimestre no fue desastrosa, pero sí poco estimulante. Una competencia más inteligente y el estancamiento económico del Reino Unido y de todo el mundo están complicando la vida a Tesco. Hay alguna evidencia de que las decisiones recientes de los gestores para fortalecer el negocio central están dando sus frutos. Pero Tesco, tras la pesadilla americana, está lejos aún de dormir con tranquilidad.

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