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Columna
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Un plan sensato del BCE

Mario Draghi ha dicho que su programa de compra de bonos será ilimitado en principio, pero la compra cerrará temporalmente cada trimestre. El Banco Central Europeo (BCE) parará el fuego mientras los países receptores estén bajo el examen de la troika. Los críticos temen que pueda hacer menos efectivas las compras, o que aumente la volatilidad.

Algunos temen que este mecanismo dañará el efecto general del programa de compras, apodado "operaciones monetarias directas" (OMT por sus siglas en inglés). Los mercados podrían permanecer en vilo durante las revisiones, y los intereses aumentar; o que los inversores vendiesen cuando se acercara el período de revisión, por miedo a las pérdidas. Algunos intentarían hacer dinero rápido comprando al final de la revisión y vendiendo justo antes de que comience. La volatilidad puede asustar a algunos inversores de comprar deuda soberana periférica y bonos corporativos, y alentar a otros a lanzar ataques especulativos.

Pero pese a los posibles inconvenientes, las revisiones son una idea sensata. Primero, refuerzan la noción de que los países mantienen el acceso al mercado. Eso debería ayudar a que la compra de deuda sea más apetecible en el norte de Europa. Segundo, significa que la amenaza del BCE de retirar las compras si los países flaquean en las reformas es más creíble. Parar las compras se convertirá en una rutina, en lugar de parecer una idea que desataría el caos. Y protegerá el balance del BCE. El banco central no va a comprar grandes cantidades a los inversores durante los períodos de incertidumbre, por lo que su exposición periférica será inferior.

Pero todo ello no quiere decir que vaya a aumentar la volatilidad. El BCE ya ha logrado reducir los diferenciales desde principios de agosto, solo amenazando con comprar bonos. La cuestión clave será la credibilidad de las reformas. Cuanto menos realista sean los programas, más se preocupará el mercado, y las compras serán menos eficaces.

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