Sin acuerdo sobre Grecia, ¿y ahora, qué?
12 horas de negociación, hasta las cinco de la madrugada, no han servido para evitar una nueva decepción en las negociaciones para desbloquear la ayuda a Grecia y que Europa y el FMI pacten una hoja de ruta para las finanzas de Atenas en los próximos años. La oposición europea a asumir pérdidas en sus préstamos a Grecia es el nudo de las discrepancias.
Al final, todo es cuestión de dinero. Siempre. O casi siempre. Los líderes de la UE no se han puesto de acuerdo sobre Grecia por la sencilla razón de que no quieren asumir quitas en el dinero que le han prestado a Grecia. Algo que el FMI considera imprescindible si se quiere aspirar a que la deuda griega no se descontrole. Al no haber acuerdo sobre el futuro del rescate griego, queda bloqueado el siguiente tramo del rescate actual, 31.500 millones imprescindibles para que Grecia pueda hacer frente a los vencimientos de su deuda.
¿Por qué no salen las cuentas?
Por la depresión económica que sufre el país, una consecuencia de la crisis de la deuda, de la desastrosa situación financiera y del efecto de las durísimas medidas de ajuste impuestas por la troika. El último dato de PIB muestra una caída de la economía del 7,2% en un año. En este contexto la caída de los ingresos por impuestos convierte cualquier objetivo presupuestario en un brindis al sol. La deuda griega está en el 170% del PIB actualmente, y debería llegar al 120% del PIB en 2020 para ser sostenible, defiende el FMI. Sin embargo, según un documento preparatorio de la cumbre obtenido por Reuters, si no se toman medidas, la deuda estará en el 144% del PIB en 2020. La semana pasada el Eurogrupo dio a Grecia dos años más para reducir el déficit. Pero esta prórroga implica que hay que prestar más dinero a Grecia.
¿Qué propone el FMI?
El fondo defiende que se pueden tomar medidas de distintos tipos, pero que no se puede llegar al 120% de deuda sobre PIB en 2020 a no ser que los miembros de la UE asuman una quita en los préstamos que han hecho a Grecia como parte de los sucesivos rescates. Si hace un año la mayoría de los acreedores de Grecia eran inversores privados, hoy son entidades públicas, esto es, el BCE y los fondos del rescate. Así, Europa se opone a esta alternativa porque implica pérdidas para los Estados, es decir, para sus contribuyentes. La principal oposición, en todo caso, viene de los países del Norte de Europa: Finlandia, Holanda y, sobre todo, Alemania. Las pérdidas socavarían el apoyo político y público a los rescates, según defienden varios países europeos. Alemania dice, incluso, que sería ilegal.
¿Qué propone Europa?
La UE había propuesto retrasar dos años el objetivo de deuda del 120%, hasta el 2022. Sin embargo, la directora gerente del FMI se ha opuesto a esta alternativa e insiste en que los objetivos iniciales deben mantenerse. El FMI ya rechazó este retraso la semana pasada.
¿Hay otras alternativas?
Se han discutido otras opciones. La más recurrente es una recompra de deuda mediante la que Grecia adquiriría los bonos que están en manos de inversores con un descuento sobre el valor nominal, lo que haría reducir la deuda. Han circulado propuestas para adquirir 10.000 millones de euros en deuda a precios en torno al 30%-35% del nominal. También se ha barajado reducir los tipos de interés que se aplican en los préstamos a Grecia, que actualmente están en un diferencial de 150 puntos básicos sobre el coste de emisión, una moratoria en los pagos de intereses o extender los vencimientos de la deuda. Otra posibilidad es que el BCE, directamente o a través de los Estados, dedique al apoyo griego los 15.000 millones de plusvalías que ha obtenido al comprar a precio de saldo bonos griegos que ahora valen más.
¿Qué pinta Grecia en todo esto?
Más bien poco. El Gobierno de Samaras logró que el Parlamento aprobase, con una fortísima oposición política y popular, las últimas medidas de austeridad demandadas por la troika, incluyendo el retraso de la edad de jubilación y la segunda bajada de pensiones y salarios de 2012. Además, el recorte en el presupuesto de 2013 será de unos 9.500 millones de euros, aplicado sobre salarios públicos, sanidad y las prestaciones sociales, mientras que se espera recaudar más a través del incremento de algunos impuestos y tasas. Estas medidas eran la condición para recibir el siguiente tramo de ayuda de la troika.
¿Qué opciones hay ahora?
Hay una nueva reunión el próximo lunes en la que se deben volver a discutir los detalles técnicos que, oficialmente, han sido el obstáculo para el acuerdo. Pero la situación no invita al optimismo, dado que Europa y FMI ya se habían dado una semana extra para resolver la crisis. La situación en la propia eurozona, con la renovada presión del mercado sobre Francia, tampoco ayuda a tejer consensos. Si sigue sin haber pacto, es posible que el FMI deje de participar en el rescate griego (y los rescates europeos en general). Esta opción, en todo caso, sería un notable varapalo a la credibilidad de la zona euro y de sus rescates de cara a los mercados.