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Contante y sonante

Hasta Guindos y Linde confía en el éxito de la ampliación de Popular

Esta misma semana, el sábado 10 de noviembre, Popular celebrará una de las juntas más importantes que ha realizado en las últimas décadas. Someterá a la aprobación de sus accionistas su macroampliación por 2.500 millones de euros. Con ella pretende olvidarse definitivamente del suspenso que le asignó Oliver Wyman en los test de estrés. La consultora cifró en 3.223 millones el déficit de capital de Popular en un escenario macroeconómico extremadamente adverso.

A partir del 12 de noviembre, la CNMV dará su aprobación a la operación. Antes ha pasado por los filtros del Banco de España y de la troika, como su plan de negocio. Ese día es el marcado también para que comience el periodo de suscripción de acciones. El objetivo del banco es cerrar la inyección de capital antes del próximo 6 de diciembre.

Todos los rivales de Popular esperan que su ampliación sea un éxito. De momento, Economía y el Banco de España han dado el visto bueno a la operación de recapitalización. El gobernador, Luis María Linde, ha incluido ya a la entidad entre los bancos sanos, lo que demuestra la confianza del supervisor en la operación de Popular.

Los banqueros también han expresado públicamente la confianza que tienen en que la inyección de capital que busca la firma que preside Ángel Ron saldrá adelante sin dificultad.

Y es que ningún banco tradicional quiere que se estigmatice a un sector que siempre ha criticado las ayudas públicas para la banca. Lo han considerado competencia desleal, y el primero en criticarlo ha sido Popular. Sus responsables consideran que no es "moral" recibir ayudas públicas ni para apoyar la compra de otra entidad financiera.

Los bancos españoles quieren dejar claro que ellos no han necesitado recibir ayudas para limpiar sus balances de activos tóxicos. Quieren seguir presumiendo de que solo las cajas de ahorros (con excepción del Banco de Valencia, que era una filial de Bancaja) y la banca extranjera han tenido que recibir fondos públicos para recapitalizarse.

Según los cálculos internos que maneja el banco, la ampliación de capital está prácticamente suscrita. El 25% de los nuevos fondos serán suscritos por el núcleo estable del banco, mientras que la red de oficinas venderá el 60% entre los inversores minoristas del grupo y sus clientes. El resto será adquirido por fondos internacionales y otros accionistas. Todos, inicialmente, ya vinculados con el banco. El valor en libros de Popular nada más completarse la ampliación pasará de 0,4 euros por acción a 0,58 o 0,60 euros por acción. Popular, de hecho, no espera nuevos accionistas de referencia.

Entre los 12 bancos que aseguran la operación está Santander, que aún negocia ser colíder con Deutsche Bank, aunque de momento, solo el alemán dirige esta colocación. Todo es cuestión del precio que cobre por sus servicios. Las comisiones que Popular maneja como pago a los bancos que trabajarán en la colocación de sus acciones están entre el 2% y el 3%.

Pero si hay que resumir las razones que previsiblemente llevarán al éxito de esta macroamplición de capital en un momento en el que los mercados siguen cerrados a cal y canto y en un sector, el bancario, que inspira más dudas que confianza, habría que buscarla en la rapidez con que se decidió la operación.

Ángel Ron no lo dudo. El mismo día en el que Oliver Wyman anunció el suspenso de las pruebas de Popular, el banquero decidió convocar un consejo para dos días después, el domingo 30 de septiembre.

El orden del día, aprobar una ampliación de capital por 2.500 millones de euros. Y el consejo de administración dio luz vez por unanimidad a la operación.

Varias fuentes del banco, del sector y del Banco de España, consideran primordial la rapidez con la que Ron planteó una solución a las carencias de capital que la consultora impuso a Popular. "Si en la reforma financiera se hubiera actuado con tanta contundencia y rapidez a lo mejor ya estaría todo solucionado", asegura una fuente financiera. "La idea de realizar una ampliación de capital y aprobarla sin dilación fue de Ron. Si hubiera dudado sobre qué medidas adoptar o hubiera tardado más en convocar al consejo, la situación hubiera empeorado, el banco seguro que se hubiera resentido con la salida de clientes y de fondos. Pero ha sucedido lo contrario y los clientes siguen confiando en Popular. Sus accionistas también", señala un directivo del banco.

El suspenso de Popular ha sido la sorpresa de la reforma financiera. Cuando Oliver Wyman anunció su déficit de capital el resto del sector contuvo la respiración. A nadie beneficiaba la nota de este grupo bancario. Hasta entonces habían sido las cajas las causantes de la crisis, según explican los bancos, pero el suspenso de Popular ponía en duda ya a todo el sistema financiero. Las dudas se extendían también a los bancos. Pero, al final, la firma que preside Ángel Ron no solo parece que saldrá bien parada de la prueba, sino que puede incluso que devuelva la confianza de los mercados internacionales en el sistema financiero español.

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