Planes de viabilidad para el último intento de sobrevivir sin ayudas
El Banco de España recibió el miércoles los últimos planes de recapitalización que las entidades con problemas estaban obligadas a entregar a lo largo de esta semana. Aunque estos tienen carácter provisional, puesto que se han realizado utilizando hipótesis sobre el precio de traspaso de los activos tóxicos al banco malo, se espera que la troika y el supervisor español alcancen un acuerdo sobre esta cifra la próxima semana y empiecen a revisar los informes bajo sus parámetros definitivos. De su dictamen dependerá el futuro de buena parte del sector financiero.
La publicación de los test de estrés realizados por la consultora Oliver Wyman dio el pistoletazo de salida para la recta final de la reestructuración del sector financiero diseñada por Bruselas tras la concesión del rescate bancario. Mientras el futuro de las entidades nacionalizadas (Bankia, Catalunya Caixa, Novagalicia y Banco de Valencia) estaba ya prefijado, los resultados del examen marcaron la diferencia entre la "banca sana", Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Kutxabank, Unicaja y Bankinter, y las firmas que, bajo un escenario macroeconómico adverso, no alcanzarían un ratio de capital del 6%.
Se trata de Banco Popular (con un agujero de 3.223 millones de euros en el escenario adverso), BMN (2.208 millones), Ibercaja (226 millones), Caja 3 (779 millones) y Liberbank (1.198 millones). Cada una de estas entidades recibió una carta del Banco de España la pasada semana instándoles a elaborar y entregar un plan de recapitalización en el que argumenten su estrategia para asegurar la viabilidad futura de las firmas.
Antes de que expirase el plazo de siete días concedido por el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, las cinco entidades han remitido sus planes. Mientras Liberbank lo hizo el pasado martes, Popular, BMN, Caja 3 e Ibercaja mandaron sus informes ayer. Cada firma ha presentado una estrategia diferente, en función de la cuantía de sus necesidades y de su propia situación.
Ibercaja: Soltar lastre
Uno de los principales efectos del proceso de entrega de documentos es que ha obligado a Ibercaja, Liberbank y Caja 3 a admitir lo que ya se venía rumoreando en el sector: que su proyecto de fusión ha saltado por los aires. Las fuertes diferencias entre las necesidades de unas y otras entidades -la factura de Ibercaja es mínima frente a la del resto-, así como la oposición de Bruselas a seguir permitiendo la unión de cajas con problemas, han dado al traste con el acuerdo y cada firma ha presentado un plan con su futuro por separado.
Ibercaja, que apenas necesita 226 millones de euros, apuesta por su supervivencia en solitario y sin ayudas. Para lograrlo se apoyará en la generación de recursos propios y la posibilidad de vender activos. Aunque la entidad no cuenta con una gran cartera de participadas cotizadas, en la que sí se incluye por ejemplo un 5% de NH, tiene cierto peso en el sector empresarial aragonés, y la ventaja de que aún no ha dado salida prácticamente a ningún activo.
Liberbank: Venta de cartera
Liberbank, cuyo agujero asciende a 1.198 millones, tiene mayor reto por delante. La entidad, sin embargo, no ha perdido el tiempo y ha comenzado a vender parte de su cartera de activos estratégicos. La pasada semana se desprendió de su 5% de Enagás, lo que le reportó 182 millones de euros.
Caja 3: Sobrevivir sin socios
Caja 3, cuyo futuro parecía indivisiblemente ligado al de Ibercaja, se encuentra ahora con que tendrá que lograr en solitario los 779 millones de déficit detectados por Oliver Wyman. Mientras que el reto de Ibercaja es algo más sencillo, Liberbank y Caja 3 tendrán serias dificultades para no terminar necesitando una asistencia suave, es decir, la inyección de instrumentos convertibles (cocos) de forma temporal hasta que sean capaces de reforzarse por su cuenta.
BMN: Reducir la factura a la mitad
Parecido es el caso de BMN, con la diferencia de que sus necesidades ascienden a 2.208 millones de euros. La entidad ha asegurado al Banco de España que será capaz de reducir estas necesidades hasta el entorno de los 1.000 millones de euros, lo que probablemente le permitiría evitar una reestructuración severa, en la que el FROB tomara el control, y seguir adelante con cocos.
Banco Popular: Ampliar capital
La contundencia del agujero detectado en BMN hizo fraguar también su absorción por parte de Banco Popular, que de por sí necesita 3.223 millones. La pesada carga inmobiliaria de la entidad, sumada al esfuerzo de absorber Pastor a pulmón para hacer frente luego a las ingentes exigencias de saneamiento inmobiliario, han colocado a uno de los grandes bancos en una situación más que delicada.
Popular no se resigna, sin embargo, a ser rescatado por Bruselas y ha decidido tomar las riendas de la situación con una apuesta no exenta de riesgo. En concreto, la entidad ha anunciado que lanzará una ampliación de capital, a comienzos de noviembre, por 2.500 millones de euros. La operación, para la que tratará de apoyarse en la fuerte presencia de sus accionistas de referencia, supondrá previsiblemente una importante dilución para los dueños de sus títulos. Si la jugada culmina con éxito, no obstante, Popular mandaría un mensaje de fortaleza al lograr el arropo de los mercados en tiempos extremamente convulsos, por no hablar de los recursos necesarios para evitar la inyección de fondos públicos.
Próximos pasos: Las fusiones se aplazan
Presentada la documentación de las entidades, se abre el turno para que el Banco de España y la troika revisen los planes elaborados por cada entidad y dicten sentencia. Una vez se concreten los precios a los que comprará activos el banco malo, lo que se espera que ocurra a lo largo de la próxima semana, las autoridades contarán con un plazo de unos 15 días para aprobar, rechazar o corregir los programas.
Será una vez que las entidades estén saneadas, por sus propios medios, con ayudas temporales o intervención directa, cuando vuelva a ponerse sobre la mesa la posibilidad de que algunas se fusionen o de que las más fortalecidas adquieran otras, limpias ya de su carga tóxica.