Merkel avala la permanencia de Grecia en el euro
Cinco años ha tardado la canciller Angela Merkel en volver a pisar suelo griego. Ha sido el tiempo en el que ha estallado la interminable crisis de deuda soberana europea, que tuvo su epicentro en Atenas. Allí se desató el fantasma que aún persigue con insistencia el proyecto de construcción europeo: la posibilidad de que uno de los países de la zona euro pueda abandonar la divisa. Y Alemania ha sido el más claro representante de cómo Europa ha jugado con esa posibilidad hasta el límite, minando con ello la credibilidad del conjunto de la zona euro en los mercados. Sin embargo, la imagen de ayer de Merkel en rueda de prensa junto al primer ministro griego Antonis Samaras fue el gesto que recoloca a Grecia en la zona euro.
Merkel ya había afirmado en otras ocasiones que el futuro de la zona euro pasaba también por la permanencia de Grecia en el club. Pero, en paralelo, Alemania no había dudado en lanzar mensajes al mercado en el sentido contrario, el de la inconveniencia de mantener a Grecia en el seno del euro. Ayer fue en cambio la ocasión para que la canciller alemana diera su aval a Atenas para su continuidad, aunque a cambio de más austeridad y reformas. "Si no resolvemos los problemas ahora, volverán a aparecer más adelante de forma más dramática", aseguró la canciller. Aun así, Merkel quiso aclarar que no ha acudido a Grecia "como profesora para hacer un examen" sino como socia y amiga para expresar su apoyo a un país que está atravesando un "camino difícil". "Tenemos que ayudar a los griegos para que sus ciudadanos tengan oportunidades", afirmó conciliadora. Lejos quedan los días en que, allá por el pasado mes de noviembre, Alemania replicó con la amenaza de expulsión del euro al órdago lanzado por el anterior primer ministro, Yorgos Papandreu, sobre las medidas de austeridad y que acabó con su dimisión. Por su parte, Antonis Samaras agradeció el ofrecimiento y aseguró que Grecia está determinada a continuar en el euro. Destacó además que la imagen del país "ha cambiado significativamente", como demuestra la visita de Merkel, que en su opinión confirma que se está acabando con el "aislamiento internacional" al que se había sometido a Grecia por los errores cometidos en el pasado.
Merkel incluso hizo un guiño a la sufrida economía griega, que en 2013 afrontará su sexto año consecutivo de contracción. "Hemos coincidido en que además de las medidas de ahorro y las reformas estructurales, debe llegar también un impulso para el crecimiento", señaló la canciller alemana. Ese es precisamente el respiro al que aspira Samaras, que ha solicitado a sus socios europeos una prórroga en la puesta en marcha de los ajustes y reformas estructurales que se le exigen a Grecia en el marco de su segundo rescate. "Le he explicado que el pueblo griego sufre y que no pide más dinero, sino un poco de oxígeno", añadió Samaras.
Grecia vive pendiente de la entrega de un nuevo tramo de ayuda financiera por 31.500 millones de euros, que los socios europeos no están dispuestos a entregar hasta que no cuenten con el informe que prepara la troika sobre el grado en que Atenas está cumpliendo sus compromisos y que estará listo en los próximos días.