Las cajas medianas preparan sus planes de recapitalización en solitario
Los resultados del test de estrés de Oliver Wyman han dado al traste con la fusión de Popular-BMN y dejan en vilo la de Ibercaja-Liberbank, a la que Bruselas se opone. Ambas entidades decidirán esta semana su futuro, aunque por el momento han puesto en marcha sus planes de recapitalización individuales a la espera del dictamen del Banco de España.
Excluyendo a las entidades que ya habían sido intervenidas, las cajas medianas han sido las peor paradas en el test de estrés al que la consultora Oliver Wyman ha sometido al 90% del sistema financiero español. Los casos de BMN y Liberbank son los de entidades que nacieron de la fusión de grupos de cajas anteriores con el fin de afrontar con mayor fortaleza el impacto de la crisis. Una jugada que, como demuestra paradigmáticamente el caso de Bankia, no asegura el éxito. Con todo, su estrategia de cara a este nuevo reto, el de la recapitalización definitiva del sector, pasaba por sellar nuevas alianzas. Las necesidades detectadas en algunas de ellas, así como la oposición de Bruselas a permitir que varios incendios se unan en una gran hoguera, ha dado al traste con unas operaciones y dejado otras heridas de muerte.
Este último escenario es el que afronta la unión entre Liberbank e Ibercaja, que ya absorbió Caja 3. Ambas entidades venían retrasando el visto bueno final a la operación a la espera de analizar los datos publicados por Oliver Wyman. El resultado es que la alianza dibujada daría luz a un grupo con unas necesidades de capital de unos 2.108 millones de euros. Por separado, sin embargo, Liberbank debería reunir 1.198 millones, Caja 3 requeriría 779 millones e Ibercaja, solo 226 millones. Desde el punto de vista de los costes, por tanto, ir por separado les costaría casi 100 millones más que ir juntos (unos 2.203 millones). Las fuertes diferencias entre unas y otras, sin embargo, no están ayudando a consensuar una vía común. Aunque oficialmente los dos actores principales siguen hablando de mantener la fusión, lo cierto es que ambas directivas dudan ya de un posible acuerdo. La más fuerte, Ibercaja tiene previsto, de hecho, celebrar un Consejo esta semana para tomar una decisión.
De la opción que asuman las dos cúpulas dependerá el contenido de los planes de recapitalización que las entidades tienen que remitir al Banco de España en los próximos días. A falta de una decisión final, las entidades han comenzado a trabajar en sus planes individuales. Es más, Liberbank ha empezado a ponerlo en marcha. A su programa de viabilidad corresponde la venta, la pasada semana, del 5% de Enagás. Una colocación de 11,9 millones de acciones que reportó a la caja 182,6 millones de euros.
Aunque no falta en el sector quien apunta incluso a una nueva vuelta de tuerca, por la que Liberbank retomaría los planes de fusión con BMN que ya estudiaron en su día, la mayoría de fuentes consultadas asumen que ni la operación es rentable, ni sería posible convencer a Bruselas de una nueva fusión de cajas que no estuviera ya anunciada.
No en vano, la radiografía de Oliver Wyman retrata un agujero de 2.208 millones en BMN. Una factura que, sumada a los 3.223 millones que requiere Popular ha hecho inviable el matrimonio que ambas firmas estaban estudiando.
Ayudas europeas
El futuro más probable para estas entidades, por tanto, es que el Banco de España apruebe una reestructuración individual con fondos públicos. En los casos en los que el supervisor considere a la entidad capaz de redirigir su situación, esta recibirá una inyección de instrumentos convertibles (cocos) que deberá devolver antes de mediados del año que viene. Ese será el plazo con el que cuenten para poner en marcha sus planes estratégicos de recapitalización.
La agencia de calificación Fitch avanzaba la semana pasada, no obstante, que mientras Popular será capaz de ampliar capital y captar recursos privados, Liberbank, Ibercaja o BMN no serán capaces de hacerlo. De cumplirse las expectativas de Fitch, el futuro de estas firmas pasará por recibir una inyección de ayudas europeas y someterse a una reestructuración dirigida por el FROB. Este tendrá plenos poderes para sustituir a la cúpula de las entidades. Solo una vez que hayan sido totalmente saneadas, podrán replantearse eventuales fusiones.
Unicaja avanza con las castellanas
El proyecto matrimonial entre Unicaja y Banco Ceiss -anteriormente Caja España y Caja Duero- ha estado precedido de un romance largo y tormentoso para el que muchos no tenían claro si habría un final feliz. Después de numerosos episodios de bloqueo, cercanos a la ruptura, y de retomar el contacto de forma interrumpida, la alianza pareció cuajar el pasado marzo. El Estado ejerció entonces de celestina, incentivando la unión con apoyo público. En concreto, el FROB aprobó mantener los 525 millones de euros en participaciones preferentes que había recibido la caja castellana, añadiendo otros 475 millones en obligaciones contingentes convertibles, conocidos como cocos. A su vez, se puso a disposición de Unicaja Banco una línea de obligaciones convertibles de entre 375 a 1.025 millones.Los nuevos saneamientos exigidos por el Gobierno y el ambicioso test de estrés al que se ha sometido al sector se convirtieron luego, no obstante, en una nueva prueba de fuego para el reciente matrimonio. Su futuro, en buena medida, quedó a expensas de los resultados de las pruebas de resistencia, pues un agujero excesivamente elevado en las cajas castellanas podría haber dado al traste con la unión. Unicaja, de hecho, ya se echó atrás en operaciones anteriores para las que se había postulado, como es el caso de Cajasur o CCM. El resultado, sin embargo, es que el proyecto conjunto de Unicaja-Ceiss, siendo el más ajustado entre los aprobados, sale del escenario de máximo estrés con capital de sobra. En concreto, la nueva entidad resultante tendría 128 millones de más, con lo que tiene vía libre para seguir adelante. De lo contrario, Ceiss podría haber sido intervenida.