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Tribuna
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El presidente ha defraudado

Acaba de tener lugar el primer debate entre el presidente Obama y el gobernador Romney. Los dos candidatos han confrontado sus programas económicos y sus soluciones sobre la crisis, y han presentado una visión contrapuesta del papel del Gobierno, de cómo salir de la recesión, y de cómo resolver los problemas del país.

Obama ha defendido su récord como presidente y ha propuesto una agenda centrada en subir los impuestos a los ricos, invertir en educación e infraestructura, y en reducir el déficit reduciendo costes. Romney ha atacado el récord del presidente y ha defendido su programa de bajar impuestos y desregulación.

El debate ha sido muy civilizado pero duro, con ambos candidatos haciendo referencias constantes a los datos de sus programas y atacando las inconsistencias de las propuestas de su contrincante. Para Obama lo importante es que los votantes miren al futuro. Para Romney que miren a lo que ha pasado en los últimos cuatro años.

Ambos candidatos han tratado de convencer a los indecisos. Romney ha estado al ataque. Por detrás en todas las encuestas (y sobre todos en las de los estados que van a decidir estas elecciones: Ohio, Florida Virginia, Michigan...) estos debates van a ser su última oportunidad de recuperar terreno y de convencer a los votantes de que esta preparado y que tiene un programa convincente para salir de la crisis.

Romney cuenta con una ventaja: está mucho más rodado en debates que el presidente Obama, porque estuvo durante seis meses participando en más de una docena de debates contra sus contrincantes Republicanos para conseguir la nominación de su partido. Se le ha visto más articulado y tranquilo. Obama, que es un gran orador, no está tan cómodo en un formato así. Se le ha visto más disperso, mezclando los temas y con un mensaje un poco menos preciso y coherente, y además ha estado durante gran parte del debate a la defensiva.

Mientras Romney defendía que no subiría impuestos en ningún caso; y argumentaba que si subes impuestos destruyes empleo, y que se consiguen más ingresos si hay más gente trabajando y pagando más impuestos; Obama defendía que hay que tener un sistema impositivo más justo y que la única manera de reducir el déficit era consiguiendo más ingresos. Romney también ha atacado el plan de sanidad de Obama y ha defendido el papel de los estados en decidir sus propias políticas, y experimentar con programas para resolver sus problemas.

Obama ha hecho una defensa convincente del papel del estado y ha usado el ejemplo del presidente Lincoln (un republicano) como ejemplo de cómo un presidente puede usar el Gobierno para hacer bien y ayudar a los ciudadanos. Romney ha defendido un papel mucho más reducido del gobierno en defensa de los principios establecidos en la Constitución, y ha atacado el intervencionismo del Gobierno de Obama, mientras que defendía el individualismo.

Ha atacado ha Obama por gastarse 90 billones de dólares en el medio ambiente en vez de utilizar esos recursos en contratar profesores, y por tratar de elegir quienes iban a ser los ganadores y perdedores. También ha usado su récord en MA, que está entre los estados que mejor resultados han obtenido en educación, y ha defendido su experiencia consiguiendo colaborar con los demócratas en un estado en que los republicanos están en minoría.

Hay muchas opiniones sobre el valor de estos debates en cambiar la tendencia de las encuestas. La mayoría de los analistas está de acuerdo que hay dos elecciones (la de Kennedy-Nixon, y la de y Bush-Gore) en la que los debates fueron decisivos para el resultado final de la elección.

De acuerdo con la encuesta de CNN un 67% de los encuestados piensan que gano Romney, lo cual ha sido una sorpresa. Romney ha causado una impresión muy positiva, se le ha visto energético, suelto y confiado. Con respuestas precisas y articuladas. Agresivo pero en su punto. Puede ser un punto de inflexión para él y su campaña.

Había más expectativas sobre Obama y las ha defraudado. Se le ha visto un poco oxidado, sin practica, a la defensiva. Un poco condescendiente, e infeliz, como si no quisiera estar allí y lo considerara inoportuno. ¿Será suficiente para cambiar la tendencia de las encuestas? Es todavía pronto para saberlo, y además quedan otros tres debates. Obama aun puede recuperar el terreno perdido.

Sebastián Royo. Catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Suffolk en Boston (EE UU)

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