Presupuestos que degradan el empleo
El número de personas desempleadas registradas durante el mes de septiembre en los servicios públicos de empleo superan los 4,7 millones. Por su parte, los afiliados ocupados se redujeron, en los últimos 12 meses, en más de 625.000 (-3,6%).
En este contexto, el Gobierno ha presentado los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2013. Según sus propias palabras, son el camino más corto para salir de la crisis y para que la economía vuelva a crecer, como asimismo, crear empleo. Pero en ocasiones los caminos más cortos no son los mejores.
En nuestra opinión, los PGE no son para salir de la crisis sino para reducir el déficit de las Administraciones públicas. Así vienen marcados una vez más por los ajustes. Insisten en los mismos errores: añaden austeridad a la austeridad al recortar la inversión y los servicios públicos. Es improbable que los PGE, que no contemplan ninguna medida anticíclica, mejoren los factores recesivos, ya conocidos, como son: depresión de la demanda interna y disminución del empleo por los ajustes públicos y privados. Solo con austeridad se degrada el empleo. Los mercados no exigen solo austeridad: esperan razones creíbles para pensar que la deuda va a ser pagada. Sin crecimiento económico no se pueden pagar las deudas.
El carácter social que según el Gobierno contemplan los PGE no se aprecia por ningún lado y en particular, sobre todo, en lo que se refiere a las prestaciones económicas por desempleo que se reducen (-6,3%). El Gobierno justifica el recorte en el impacto de las medidas recogidas en el decreto antidéficit del pasado mes de julio, en el agotamiento de los derechos por parte de los beneficiarios de las prestaciones por desempleo y en la propia evolución del ciclo económico. Pero paradójicamente el propio ejecutivo reconoce que en 2013 se destruirán empleos a un ritmo del 0,3% por lo que es de esperar que aumente el paro y, por consiguiente, los beneficiarios de prestaciones económicas por desempleo. Es decir, se reduce el gasto de protección contra el paro por el efecto de las medidas de ajuste pero no por una mejoría del mercado laboral.
En este sentido, el Ejecutivo es demasiado optimista sobre la evolución del ciclo económico: la economía se contraerá un 0,5% del PIB en 2013. Sin embargo, la mayoría de organismos internacionales como el FMI y servicios de estudios prevén una caída en torno al 1,5% del PIB.
Pero no se puede tener una cosa y lo contrario. Los PGE inciden en los ajustes, lo que conlleva a deprimir la demanda interna, lo que repercute en un menor consumo. Así, el camino que nos queda es a través de las exportaciones que cada vez resulta más difícil debido a la crisis que padecen los países de nuestro entorno europeo lo cual nos conduce a realizar el ajuste a través de las importaciones. Pero para ello tiene que reducirse la inversión interna y el consumo, lo que generaría un aumento del desempleo y, al disminuir el gasto por desempleo, disminuirá, aún más, la cobertura de protección por desempleo que actualmente está en caída libre. Así, hoy es del 67,3%, frente al 78,4% de 2010.
Los poderes públicos tienen un papel fundamental en el mercado laboral: por lo menos deben garantizar el derecho a la acción colectiva y la aplicación de normas mínimas, como asimismo de políticas activas de empleo para disminuir la tasa de desempleo. Además de gestionar las instituciones y las políticas que contribuyen a crear empleos.
Sin embargo, los PGE difícilmente podrán aplicar políticas activas de empleo si contemplan una disminución del 34,4% justo en el momento que los desempleados más lo necesitan para encontrar trabajo.
El objeto de toda actividad económica es favorecer el bienestar de las personas. Por ello, el empleo resulta ser un elemento esencial al proporcionar un salario que nos permite vivir. Si consideramos que la mejora del nivel de vida es el objetivo de la economía política, la mejora del bienestar de los trabajadores es un fin en sí mismo. La economía es mucho más que una simple acumulación de capital y que una reducción de las distorsiones (ineficientes) de la economía. Es también una ciencia del hombre. No hay que olvidar que una tasa de paro excesiva implica un deterioro de la cohesión social que normalmente viene acompañada de una multitud de manifestaciones urbanas y de la extensión, intensidad y consolidación de la pobreza.
Vicente Castelló. Profesor de la Universidad Jaume I