Lo que evidencia la mora bancaria

Nadie pone ya en duda que el sistema bancario español no ha resultado ser uno de los más solventes del mundo, como con intención de perdurabilidad granítica se proclamaba al inicio de la crisis, o que el Banco de España ha tenido fallos de supervisión de bulto en los últimos años. Las cifras de morosidad, ya en valores que superan los de la crisis de los noventa y la histórica quiebra de Banesto, revelan la verdadera dimensión del desequilibrio que ha hecho inevitable la petición de un rescate financiero a los socios europeos.

Tal operación de salvamento de la banca dañada, básicamente una parte de la practicada por las cajas de ahorros, empieza a estar encaminada y podría estar solventada, con las entidades suficientemente capitalizadas, en los primeros meses de 2013. Los calendarios no pueden dilatarse más, porque sin la solvencia debida la banca con problemas no recuperará su función social y comercial (conectar ahorro con crédito), y mantendrá la contaminación que todavía hoy proyecta sobre las entidades solventes (dos tercios del sistema), que tienen problemas sobrevenidos de financiación y de confianza. Se ha tardado mucho en reconocer el problema y no puede demorarse su aislamiento y solución.