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Así será el segundo rescate de España

La primavera negra (rescate de la banca) dejó paso a un verano de calma chunga (récord de paro incluido). Con el equinoccio se acerca una segunda e inminente intervención de la zona euro para ayudar a España a financiarse. Así será el rescate de la deuda española, una operación de limpieza muy delicada que pretende evitar la caída de España en una espiral como la que arrastró a Grecia, Irlanda y Portugal.



¿Quién lo llevará a cabo?

La Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF o fondo de rescate) y el Banco Central Europeo (BCE).

¿En qué consistirá?

La FEEF ayudará al Tesoro a colocar sus emisiones de deuda (comprándosela directamente o avalándosela). Y el BCE intervendrá en el mercado secundario para relajar la prima de riesgo y reducir el tipo de interés de la deuda a corto plazo.

¿Se ha llevado a cabo antes este tipo de rescate?

No. Hasta ahora solo ha habido tres rescates completos (Grecia, Irlanda y Portugal), más otro en marcha (Chipre), y uno de la banca (en España).

¿Cómo se activa el nuevo rescate?

Como los anteriores: a petición del Gobierno interesado y tras la autorización del Eurogrupo.

¿Conlleva condiciones?

Sí.

¿De qué tipo?

Macroeconómicas (reformas) y presupuestarias (objetivos de déficit).

¿España cumple ya esas condiciones?

Se ha comprometido a cumplirlas en el marco del primer rescate, el de la banca.

¿Bastaría ese compromiso para beneficiarse de un rescate de la deuda?

En muy probable que sí. Pero el compromiso tendría que ratificarse por escrito, bien en un segundo Memorándum o mediante una modificación del Memorándum suscrito para el primer rescate.

¿Quién vigila el cumplimiento de las condiciones?

Hasta ahora, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. En el nuevo rescate podría incorporarse el Fondo Monetario Internacional, pero esa decisión no está tomada.

¿Por qué no interviene el BCE directamente como el año pasado?

Porque salió escaldado de aquella experiencia (a favor de España e Italia): por un lado, tuvo que dictar instrucciones de política laboral, presupuestaria... (en las infaustas cartas a Rodríguez Zapatero y Berlusconi) sin tener la legitimidad política necesaria para ello. Por otro, una vez en marcha el programa de compra de deuda no disponía de instrumentos para forzar a Roma ni a Madrid a cumplir lo pactado. Para colmo, la intervención provocó un cisma en el seno del Comité Ejecutivo del BCE y la salida de su economista-jefe, el alemán Jürgen Stark.

¿En qué se diferencia la intervención en ciernes de la del año pasado?

Para empezar, está supeditada a una petición expresa por parte de los Gobiernos. En segundo lugar, la ayuda más inmediata corresponde a la FEEF o fondo de rescate. Y por último, el BCE se compromete a intervenir de manera contundente (y no a regañadientes y con timidez como el año pasado) hasta dejar los tipos de interés de cada país en un nivel que le permita una refinanciación relativamente cómoda de su deuda, aunque sea a plazos más cortos.

¿Hay recursos suficientes para llevar a cabo esa intervención?

La FEEF cuenta todavía con unos 240.000 millones de euros, que podrían bastar para el apoyo que necesitan España e Italia. Y el BCE dispone de un margen muy amplio, entre otras cosas, porque su mera promesa de intervención ilimitada puede relajar por sí misma las primas de riesgo.

¿Acepta Alemania ese tipo de ayuda?

Sí. La canciller Angela Merkel ha respaldado el plan presentado por el presidente del BCE, Mario Draghi.

¿Y el Bundesbank (banco central de Alemania)?

No. Para su presidente, Jens Weidmann, se trata de un un error porque anima a los Gobiernos a mantener su "adicción" al déficit público.

¿Se puede poner en marcha el plan con el Bundesbank en contra?

En principio, sí, porque ningún Banco central tiene derecho de veto en el BCE. Pero sería delicado políticamente para Merkel, que ya sufrió la dimisión del anterior presidente del Bundesbank (Axel Weber) a raíz del primer programa de compra de deuda. Aun así, los preparativos del rescate de las deudas española e italiana indican que el Gobierno alemán está dispuesto a asumir ese riesgo.

¿Cuándo se pondrá en marcha el plan?

Tan pronto como lo soliciten Madrid o Roma. Ambas capitales quieren conocer primero los planes definitivos del BCE, cuya concreción se espera este mismo jueves (6 de septiembre).

¿Ya están los preparativos en marcha?

Sí. Durante agosto se han mantenido contactos a nivel técnico y al máximo nivel político. En los próximos días continuarán esas negociaciones, con visita incluida de Angela Merkel a Madrid.

¿Dispone España de margen para no pedir la ayuda?

Muy escaso, dado que los tipos de interés a tres años se encuentran por encima del 4%. Y a 10 años, por encima del 6%. Con unos vencimientos de deuda que, solo en octubre, ascienden a 29.000 millones de euros. Hasta final de año España necesita emitir unos 80.000 millones y al Tesoro le quedan en caja unos 23.000 millones, como recordaba CincoDias la semana pasada.

¿La petición de rescate supone la intervención total?

No. Se intenta evitar, precisamente, un escenario a la griega o a la irlandesa. Entre otras cosas, porque España dejaría de contribuir al fondo de rescate (aporta el 12,75 % de los avales) y el resto de socios tendría que asumir esa parte. Si también "cayese" Italia, la factura a repartir sería del 32%, lo cual dejaría a Alemania y Francia a cargo de más de dos tercios del fondo, poniendo en peligro (aún más) sus respectivas triples A.

¿Castigará el mercado el rescate de la deuda?

El mercado parece darlo por descontado desde que Draghi hizo la propuesta el pasado 2 de agosto. De ahí la caída de los tipos de interés en los bonos de madurez a corto plazo (donde se concentraría la intervención del BCE) y la tensión -expectante- en los de largo plazo.

¿Tendrá consecuencias políticas la petición de ayuda?

Imposible de predecir. En teoría, el primer ministro italiano, Mario Monti, se ha blindado y los principales partidos políticos italianos parecen dispuestos a no precipitar unas elecciones anticipadas. En España, el Gobierno de Rajoy dispone de una amplia mayoría en el Parlamento, aunque los rumores apuntan a una remodelación del Ejecutivo si España se ve obligada a pedir el rescate de la deuda.

¿Y en los países que financian el rescate?

También impredecible. Merkel parece la más interesada en encontrar una solución barata y ad hoc para España e Italia que le permita afrontar con tranquilidad las elecciones de 2013. Pero el calendario es un campo minado en otros socios, como en Holanda (elecciones generales este mismo mes) o Finlandia (elecciones locales en otoño). Y la ratificación de cualquier tipo de ayuda siempre desata una tormenta política de imprevisibles consecuencias. Tanto en los países que pasan la mopa como entre los que financian la limpieza.

Foto: limpieza del techo de cristal del Consejo Europeo en Bruselas (B. dM., 11-5-2012).

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