25.000 coches menos
El efecto de una subida de la fiscalidad sobre el consumidor, en un momento de crisis de confianza como el actual, será, sin duda, retraer las decisiones de compra de automóviles nuevos, aunque momentáneamente podamos ver un ligero incremento en la venta de particulares, por el efecto adelanto de operaciones. Hemos calculado que se producirá un descenso extra de unos 25.000 coches en lo que queda de año por este incremento fiscal.
Pero, hay otro efecto colateral, que es el prematuro envejecimiento del parque, ya castigado por la exigua actividad de ventas de coches nuevos, que ha hecho que hoy en día más del 42% de los coches que circulan por España tengan más de 10 años.
Es la zona más oscura de esta crisis para el sector del automóvil. No podemos ignorar que la caída de las ventas en el mercado interno está afectando significativamente al volumen de producción, que la capacidad de fabricación de las plantas españolas está ahora claramente infrautilizada, y todo indica que seguirá bajando en los próximos meses. Estas tres realidades aumentan la vulnerabilidad de las factorías españolas.
Pero, España no puede renunciar a seguir siendo un peso pesado en la industria del automóvil y recuperar el mercado interno y aumentar la competitividad de nuestras factorías, se convierte en estos momentos de zozobra generalizada, en una cuestión de vital importancia para nuestro país.
El sector del automóvil, ha dado continuas muestras de su compromiso con nuestro país. Los fabricantes instalados en España, a pesar de un entorno desfavorable, han tomado decisiones de inversión en nuestro país, que junto a mejoras de la competitividad, han garantizado el futuro de nuestras factorías a corto plazo. Pero en la industria del automóvil, hoy en día ya se están dilucidando las inversiones y adjudicaciones para dentro de tres o cuatro años.
Por ello, la industria del automóvil está dispuesta a asumir los sacrificios que le correspondan en esta etapa de importantes ajustes. Siempre hemos sido solidarios y responsables en nuestros compromisos. Y ahora, con mayor razón. Por eso, continuaremos insistiendo en las decisiones estratégicas que han hecho fuerte a la industria española del automóvil y que, estoy convencido, nos van a convertir en protagonistas privilegiados de los positivos cambios estructurales que se tienen que producir en la economía española.
No es la primera vez que en España y en otros países la industria del automóvil se enfrenta a situaciones de este tipo. En Estados Unidos, los fabricantes han vivido en los últimos años una profunda recesión de la que ahora se recuperan para volver a situar al sector del automóvil como lo que ha sido históricamente: una de las actividades capitales de la economía norteamericana. También ha sucedido algo similar en nuestro vecino Reino Unido.
Aquí, nuestra industria del motor ha dado repetidas muestras de saber adaptarse a las circunstancias del entorno sin renunciar a su vocación de hacer de España una potencia mundial del sector gracias a su elevada capacidad de producción.
Mario Armero. Vicepresidente de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac)