Los bufetes ajustan precios
La facturación por horas es una fórmula exportada a España por los despachos anglosajones, que ha sido adoptada con éxito por la mayoría de las grandes firmas. Pero la crisis no perdona y también se refleja a la hora de evaluar los emolumentos de los abogados, que nunca han tenido más necesidad que ahora de analizar a fondo sus costes. Las principales firmas están aplicando cada día más imaginación financiera para adaptar sus sistemas tarifarios a los malos tiempos. Y es que hoy en día el 95% de las empresas clientes optan por presupuestos cerrados con sus despachos de servicios jurídicos y solo un mínimo admite ya la tarificación por tiempo.
Pero la crisis no solo agudiza el ingenio, sino que obliga más que nunca a limitar el riesgo. Esa es la razón por la que está creciendo la demanda de quienes optan por compartir ese riesgo. Es decir, que el bufete contratado facture en función de su éxito en cada caso. Está claro que las nuevas fórmulas van a tener mucho recorrido y también que al final será el talento el que una vez más marque la pauta, tanto para conseguir los casos más difíciles como para salir airoso de ellos y, por consiguiente, presentar una jugosa minuta. En todo caso, la estructura de precios ha de adaptarse más que nunca a los costes o se pondrá en peligro la supervivencia de la firma.