Un récord de turistas que hay que consolidar
Los viajeros internacionales se han convertido en la gran tabla de salvación del sector turístico español esta temporada. Frente a un consumo nacional que se ha desplomado de forma dramática como consecuencia de la crisis, las cifras de los turistas extranjeros no solo han crecido, sino que el pasado mes de julio han alcanzado un récord dentro de la serie histórica. Durante ese mes un total de 7,7 millones de viajeros foráneos -328.000 más que en julio del año anterior- llegaron a España, y ello ha elevado el número de entradas en lo que va de año hasta un pico de 32,8 millones. Británicos, franceses y alemanes encabezan, como es habitual, el flujo de entradas y suman más de la mitad del total. Pero estadounidenses y portugueses han crecido considerablemente en esta suerte de crisol de forasteros que los empresarios turísticos han recibido con los brazos abiertos.
Las extraordinarias cifras que ha registrado julio confirman la consolidación del flujo de visitantes que el estallido de la primavera árabe en el norte de África ha desatado en beneficio de España. Pese a la competitividad indudable en materia de precios y la creciente y mejorada oferta vacacional al otro lado del estrecho, tanto los viajeros europeos como los estadounidenses buscan algo más que sol y descanso; buscan seguridad. Por eso la agitación vivida en la región africana ha servido -y continúa ejerciendo- de potente elemento disuasorio para touroperadores, agencias de viajes y viajeros extranjeros. Mientras esa inestabilidad continúe generando recelos, el sector turístico español continuará beneficiándose de la llegada de esos turistas.
Pero los conflictos sociales y políticos no son eternos y comienzan a verse señales -lo advertían no hace mucho fuentes del sector- de que el norte de África está dispuesto a recuperar su parte del mercado. Las exitosas cifras de julio en España revelan que por el momento ese impulso es reducido, pero no deben hacer olvidar que constituye una sólida amenaza para las perspectivas del turismo español. Este récord histórico supone una excelente noticia y un respiro vital para un sector que contempla con impotencia la caída libre del consumo interno. Pero tampoco debe servir para dejar de hacer la reconversión urgente que esta industria tiene pendiente si quiere poder competir en condiciones no solo ahora, sino en un futuro a corto y medio plazo.
En los próximos años, al maduro perfil del turista europeo y estadounidense, se unirá el enorme potencial de unas crecientes clases medias china e india que están llamadas a descubrir Europa. En esa carrera el sector turístico español debe estar dispuesto a hacer lo posible por posicionarse de forma ventajosa y hacerlo con una oferta renovada y a precios más competitivos.