Precauciones para el 'banco malo' español
Cómo valorará España los activos asignados para su banco malo? El reciente rescate de 100.000 millones de euros prevé que una entidad compre los activos inmobiliarios tóxicos que actualmente atascan los balances de las entidades. Recuerda a la Agencia nacional de gestión de activos (NAMA por sus siglas en inglés), el banco malo irlandés creado en 2009. Si España usa su método de valoración, aprobado previamente por la Comisión Europea, los contribuyentes de la eurozona pueden verse estafados.
Las compras de la NAMA de activos inmobiliarios fueron valoradas a través de una serie de cálculos aproximados. Uno fue el valor de mercado de los activos, y el alquiler que podría ser pagado por las propiedades. Otra fue la velocidad a la que estos alquileres debían ser descontados, basada arbitrariamente en los rendimientos de los bonos estatales irlandeses. A posteriori, estas estimaciones fueron muy optimistas. La NAMA calculó una subida media de los precios de sus propiedades del 8,3%, basada en las esperanzas de que los precios de la vivienda se recuperaran. Pero desde finales de 2009, han caído un 23,6% de media. Y los rendimientos de los bonos irlandeses siguen por encima del nivel de 2009
España también podría errar en su apreciación. Tiene un mayor volumen de activos deteriorados por filtrar. En teoría, la mayor diversidad de tipos de propiedad en España debería hacer que las valoraciones sean más acertadas. Pero la información actualizada de los precios podría diferir de las estadísticas públicas, debido a la congelación del mercado inmobiliario. Los datos oficiales dicen que los precios han caído un 26% desde su máximo, pero la caída real podría ser del 40%.
Lo mismo ocurre con la tasa de descuento. Hacerlo como la NAMA significaría usar los rendimientos de los bonos españoles. Dado que estos están en máximos, seguramente no se utilizará. El peligro obvio es un apaño, con bajas tasas de descuento y una visión generosa de con qué rapidez se recuperará el mercado.
Esto podría significar un nuevo rescate para los bancos españoles, con los contribuyentes europeos pagando la cuenta. Un incentivo más fuerte para que las autoridades del euro no bajen la guardia.