Adiós subvenciones, nuevos tiempos para la energía
Hoy más que nunca, los que asumimos la responsabilidad energética de las renovables tenemos que crear y creer en un modelo de eficiencia alejado de las primas y subvenciones. No solo en España, también en el Reino Unido, Alemania, Italia y Suiza se está produciendo una fuerte reducción de los subsidios. El sector está registrando un potente proceso de concentración, en el que las empresas que pueden alcanzar beneficios sin subvenciones serán aquellas que tendrán más posibilidades de éxito. Presionar a los Gobiernos para mantener una política de primas -como están haciendo algunas empresas y asociaciones- es poner palos en las ruedas de la competitividad y la excelencia de futuro.
Podemos confirmar que, tras años de desarrollo, las renovables se han introducido en el sistema eléctrico y tienen un protagonismo fundamental en cuestiones económicas, tecnológicas y medioambientales. La capacidad de contribución en el mix de las renovables en el sector eléctrico tiende a aumentar: las energías renovables serán casi el 50% del mix para el año 2035, una cifra elevada. Tras varios años invirtiendo en I+D, lo cual ha comportado una mejora de la eficiencia tecnológica y una reducción de costes de más del 70% en los tres últimos años, la industria fotovoltaica empieza ahora a no requerir de primas a la generación de la electricidad para que sea una tecnología económicamente rentable.
Es más, los recortes de las primas son un signo de que algunas tecnologías de energía renovable, por ejemplo la solar, están entrando en su mayoría de edad y avanzan hacia un escenario donde el apoyo del público ya no es necesario. Ya no somos niños, queremos crecer. El futuro no pasa por la política de subvenciones o de confrontación con las eléctricas tradicionales -esto nos hace débiles-, sino por la alineación industrial de integración y colaboración. Se está produciendo una transformación del modelo energético hacia un modelo colaborativo en la que todos los actores serán sujetos activos. No nos alejemos de este objetivo con cantos de sirena del pasado.
La población mundial rebasará los 9.000 millones de personas en 2050. Ni aun queriendo, las fuentes tradicionales de energía cubrirán toda la demanda. Las renovables serán, necesariamente, una fuente más. Preocupémonos por buscar la excelencia y la competitividad. Estamos viviendo un periodo de inmensa transformación, que alcanza de lleno al sector energético, y que tiene lugar en un momento en el que emerge con fuerza el valor colaborativo, también en el terreno de la energía eléctrica y las renovables. Algunos, como el reconocido autor Jeremy Rifkin, le llaman la Tercera Revolución Industrial. El siglo XXI trae consigo un profundo cambio en el modelo energético: de generación, distribución y gestión de la electricidad. Un cambio impulsado por el propio desarrollo tecnológico, por el incremento notable de la demanda y por la urgencia medioambiental. Los esquemas tradicionales se están borrando.
En la definición del nuevo modelo energético colaborará el consumidor. Cada ciudadano o colectivo podrá generar energía para consumo propio y para venta a terceros. Pero los encargados de gestionarla serán las compañías eléctricas, que colaborarán en la definición del nuevo modelo energético como empresas de generación, transporte y conducción de energía, con independencia de la fuente. La participación de la industria de las renovables será tecnológica. De hecho, desarrollamos ya, en colaboración con compañías eléctricas, la tecnología que utilizarán en un futuro inmediato. Nuestro potente know-how se basa en la capacidad de innovación, rápido desarrollo tecnológico, y una amplia comprensión de las necesidades de las compañías eléctricas. Es decir, somos partners energéticos de las compañías eléctricas. Igualmente, la participación del Gobierno continúa siendo estratégica. Tienen que abandonar de una vez la política de primas y dirigir una política de regulación, que impulsa la ayuda al I+D y a la exportación, fomenta el autoconsumo y promueve la incorporación de grandes plantas fotovoltaicas al mix energético. Es una estrategia necesaria de medio y largo plazo. Hemos de dirigir nuestros esfuerzos hacia el desarrollo eficiente e inteligente y facilitar una visión estratégica que apoye la industrialización y el crecimiento. Este modelo no compromete el crecimiento económico del país: lo hace crecer, refuerza su marca y lo impulsa al futuro. Dejemos de lado el recelo, y avancemos hacia una política de competitividad, colaboración y confianza.
Ángel Luis Serrano. Presidente de Isofotón