De la literatura a las matemáticas
Europa lleva una semana pendiente de Mario Draghi. Los países del sur de la eurozona para aliviar sus problemas de financiación soberana, y los del norte para que el coste no corra exclusivamente de su cuenta. Desde que en pleno corazón de la City londinense advirtió que haría lo que fuese menester para garantizar la irreversibilidad del euro, se han cruzado las apuestas por determinar qué medidas aplicará desde este jueves para ello. Hoy el presidente del BCE debe pasar de la literatura a las matemáticas.
Una demora en las soluciones o una solución parcial del problema desataría de nuevo la ira de los mercados contra los socios menos virtuosos de la Unión Monetaria, y devolvería a la situación crítica en la que estaban hace una semana los tipos de interés de los bonos español e italiano. A las palabras de Draghi se ha unido la ofensiva diplomática de Italia y España, que hoy comparten pareceres en Madrid. Las medidas deben bajar la prima de riesgo y consolidarla en posiciones de cierta comodidad durante un periodo lo suficientemente largo como para que sus economías vuelvan a la virtud. Pese a la presión alemana, el BCE, en contacto con los diecisite como recordó Juncker, debe cargar todas las armas a su disposición, aunque las use con la moderación que aconseje cada momento.