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Columna
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¿Puede Super Mario salvar el euro?

Las palabras de Mario Draghi del jueves pasado representan un cambio radical en la manera de pensar del presidente del BCE, pero corre el riesgo de sembrar disensiones en sus filas. Mientras, luchará para lograr las herramientas adecuadas para alcanzar sus objetivos.

Draghi aparentemente se quedó en el abismo y tuvo un susto. El rendimiento de los bonos españoles a 10 años se disparó hasta el 7,6% el 24 de julio, mientras que los italianos subieron hasta el 6,6%. Los altos costos de los préstamos no son un simple reflejo de las altas deudas de los dos países y las agobiantes economías. Los inversores también temen que el euro se rompa y ellos cobren en devaluadas pesetas y liras.

La declaración del BCE es muy significativa. Los mercados respondieron con rapidez. Los costes de los préstamos españoles cayeron hasta el 6,8%, mientras que los italianos lo hicieron por debajo del 6%. Pero estos rendimientos deben caer por debajo del 5% -y mantenerse ahí-. Además, no está claro qué va a hacer Draghi.

Una posibilidad es que el BCE relance su programa de compra de bonos gubernamentales. Pero tal operación sería difícil de calibrar. Si el BCE está preparado para hacer lo que sea necesario para impulsar los rendimientos por debajo de cierto nivel, la presión estará sobre España e Italia. Los políticos pueden entonces parar sus reformas, como el pasado verano cuando el BCE compró bonos italianos.

Esa es la razón por la que el Bundesbank, que tiene una poderosa voz dentro del BCE, pero no veto en sus acciones, se opone a la compra de bonos, creando un escenario tormentoso en la reunión del consejo del gobierno del BCE del 2 de agosto. Todavía no está claro cuántos impedimentos pondrá el banco central alemán a los planes de Draghi.

Por otra parte, si el BCE da su apoyo incondicional en función del buen comportamiento, los inversores pueden no estar tranquilos. Un entusiasta programa de compra de bonos podría simplemente alentar a los inversores a deshacerse de sus participaciones en el BCE mientras no están teniendo efectos duraderos en el coste de los préstamos españoles e italianos.

Draghi puede pensar que los actuales líderes de los dos países -Mariano Rajoy y Mario Monti- son más serios acerca de las reformas que sus predecesores, Zapatero y Berlusconi. Pero incluso los nuevos líderes han mostrado signos de estar perdiendo velocidad. El reciente esfuerzo de Rajoy -además del ajuste presupuestario y un plan para recapitalizar los bancos en dificultades- solo ocurrió porque estaba con la espalda contra la pared. En Italia, mientras tanto, Monti dice que dejará de ser primer ministro en primavera. No está claro si su sucesor se comprometerá a hacer las reformas.

Por estas razones, Draghi parece reacio a que el BCE compre bonos por su cuenta. Más bien, parece que quiere combinarlo con los fondos de rescate de la zona euro, que tienen la capacidad de comprar bonos directamente a los Gobiernos, algo que el BCE tiene prohibido. Una ventaja es que Madrid y Roma tendrán que firmar un memorándum de que entienden que establecen sus reformas con el fin de acceder a los fondos de rescate.

Las autoridades están trabajando en una "última oportunidad" para reducir la deuda de Atenas -obligando al BCE a hacer un recorte en sus participaciones de bonos griegos-. Si eso ocurriera, los inversores estarían menos preocupados sobre si están siendo tratados injustamente si España o Italia necesitara reestructurar sus deudas alguna vez. Ellos podrían entonces no ver la compra de bonos como la perfecta oportunidad para librarse de sus participaciones en el sector público.

La doble propuesta es preferible a la compra de bonos en solitario del BCE. Pero aún así este se situaría en primera línea de rescate a los gobiernos. Una opción mejor sería ampliar los fondos de rescate de la zona euro y que se encarguen de los préstamos de España e Italia, si los necesitan. Esto se puede lograr permitiendo al futuro Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) pedir dinero prestado al BCE.

Draghi debe preferir los préstamos al MEDE porque, si un país se mete en problemas, el fondo de rescate y no el BCE asumiría las primeras pérdidas. Desafortunadamente, el BCE dijo el año pasado que tal posibilidad va en contra del Tratado de Maastricht, posición que Draghi repitió después de asumir la presidencia, incluso a pesar de que hay muchos abogados que piensan lo contrario.

Super Mario está planteándose los préstamos del MEDE, según Bloomberg, incluso a pesar de que no forma parte de su plan inmediato. Si lo hace, tendrá que encontrar la forma de comerse sus palabras sin perder credibilidad. Si no, tendrá que confiar en la segunda mejor opción con todos sus inconvenientes. Claro que el trabajo de los superhéroes es salir de apuros.

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