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Columna
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PIB y estímulos en Reino Unido

Hay dos interpretaciones acerca de la contracción de del Reino Unido en el segundo trimestre. O la caída del 0,7% del PIB fue el resultado de un imprudente endurecimiento de la política fiscal. O fue un accidente provocado por el aniversario real, la lluvia y otras crisis de la zona euro. Las débiles excusas británicas son en parte verdad. Pero con todo, el Gobierno estará bajo la línea de fuego y puede responder con algunos estímulos fiscales.

La festividad por el 60 aniversario de la llegada al trono de la reina Isabel eliminó un día de trabajo estadísticamente importante, que valía quizá un 0,5% del total del PIB. El clima húmedo influyó en la construcción, con una caída trimestral que equivale a más de la mitad de la bajada total del PIB. Los servicios, el grueso de la economía del Reino Unido, se contrajeron solo un 0,1%. Y algunos de los cálculos para junio eran estimaciones negativas. Según llegan más datos, se puede interpretar que la economía no se ha encogido tanto.

El desempleo, normalmente un indicador más rezagado, se redujo en 65.000, hasta los 2,6 millones. El sector privado creó 205.000 empleos en el trimestre. Esto no habría ocurrido si Reino Unido estuviera realmente hundiéndose. Y Gran Bretaña puede recuperar su día perdido y lograr un poco de ritmo olímpico también. Así que el crecimiento del tercer trimestre podría ser bueno.

Sin embargo, el problema de crecimiento británico no es fácil de obviar. La recesión de la zona euro parece estar empeorando. Esto es un problema serio para las exportaciones de Reino Unido. Los legisladores pueden ayudar. El Banco de Inglaterra ya tiene una política ultrasensible; es el Gobierno el que tendrá más presión. Su recortes fiscales, en cualquier caso necesarios, representan estímulos a la inversa. El mejor camino sería contrarrestar la austeridad del gasto corriente siguiendo adelante con los proyectos de infraestructuras. El recorte temporal de los impuestos podría ser el último recurso. La realidad es que para garantizar la recuperación, el Gobierno necesitaría hacer un giro en materia fiscal que pudiese retrasar la reducción del déficit. Podría ser políticamente embarazoso. Pero la zona euro les da una buena excusa para hacerlo.

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