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Columna
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Cuentos asombrosos

José Carlos Díez

El título es de una novela de Edgar Allan Poe. De niño tuve la fortuna de viajar durante los veranos fuera de nuestra querida España y conocer la mayoría de países europeos. Recuerdo que todo me impresionaba; los coches, las autopistas, la moda, etcétera. Soy de una generación que desde que tiene uso de razón ha vivido en democracia y para la que Europa significaba democracia, libertad, progreso, diversidad cultural, etcétera. Nunca imaginé que viviría la actual pesadilla que supera la ficción del maestro Edgar Allan Poe.

La unión monetaria es pura ficción y Europa vuelve a ser un concepto geográfico. Hace tiempo que no hay mercados monetarios y han sido sustituidos por el Banco Central Europeo (BCE). Pero desde hace un año los mercados de capitales se han segmentado y el riesgo se ha renacionalizado. Si esta dinámica no se revierte urgentemente, la deuda de la mayoría de países es insostenible y no se podrá pagar.

Una infección que comenzó en el dedo meñique de la Unión Europea llamado Grecia no se curó en su momento y la gangrena se ha extendida al 30% de la Eurozona. Grecia entró en el quirófano el pasado otoño pero salió mal y ahora tiene que volver a ser operada. Lo normal es que se despidiera a los cirujanos por inútiles pero no, se vuelve a quemar a los griegos en la hoguera y se les invita a salir del euro, por supuesto voluntariamente como hacía la Inquisición. Asombroso pero real.

El problema es que España e Italia han sufrido una fuga de capitales en el último año de 250.000 millones de euros en cada país y sus Tesoros ya no tienen capacidad para financiarse por sí solos en los mercados. La canciller alemana Angela Merkel se ha ido de vacaciones, pero su ministro de finanzas, Wolfgang Schäuble, fuerza a España a pedir un rescate y niega que Italia lo vaya a necesitar. Otra cortina de humo como la de Grecia.

Siguen con la letanía de austeridad, reformas, sangre, sudor y lágrimas. Reconociendo la necesidad de ajustes, la clave es ¿quién va a financiar la deuda? Al Tesoro español le vencen hasta diciembre del año próximo 200.000 millones de euros y tendrá que financiar un déficit aproximado de 120.000 millones. Además hay que sumar el préstamo para sanear la banca de 100.000 millones. El tesoro italiano tiene vencimientos por 400.000 millones y un déficit próximo a los 100.000 millones. Estamos hablando de 900.000 millones de euros entre ambos países.

El problema es de primero de licenciatura de Economía y hasta Angela Merkel y el presidente del BCE, Mario Draghi, lo pueden resolver. En el próximo año y medio habrá más oferta de deuda pública española e italiana en el mercado de lo que la demanda está dispuesta a comprar. Ese exceso de oferta provocará más caídas de precios de los bonos y por lo tanto mayores primas de riesgo. La deuda es de los españoles e italianos pero el problema es de la banca y aseguradoras alemanas, francesas, holandesas, inglesas, estadounidenses que han comprado los bonos. Si el problema no se resuelve estamos hablando de la quiebra del sistema financiero mundial y una segunda Gran Depresión global.

Para resolverlo es necesario que los europeos respondamos a dos preguntas: ¿cuántos países queremos que sigan en el euro dentro de tres años? Y ¿cuánto dinero estamos dispuestos a gastarnos? Solo el Banco Central Europeo puede resolver este problema, con la mayor monetización de deuda de la historia de la humanidad. Si se analiza el problema con perspectiva europea, los costes de la intervención del Banco Central Europeo son infinitamente inferiores a los de la inacción en la que estamos atrapados. El problema es que el fantasma del nacionalismo vuelve sobrevolar Europa.

Desde España el análisis conceptual es sencillo, pero la decisión muy delicada. Si España seguirá dentro de tres años en una unión monetaria con mercados monetarios y de capitales integrados, el camino es pedir el rescate y hacer el ajuste. Si los alemanes ya han decidió que nos quieren fuera del euro, seguir en esta agonía es un suicidio colectivo y nos tenemos que salir de la moneda única cuanto antes.

Esto es lo que nuestro presidente, Mariano Rajoy, debe plantear directamente en sus reuniones europeas y escrutar las respuestas. Un acreedor tiene muchos incentivos para mentirte ya que gana tiempo y reduce su deuda y sus pérdidas. Para España la clave es si la decisión de salida se toma con una tasa de paro del 25% o del 30% en el año 2013. Es una situación sin precedentes históricos y la decisión debe ser meditada, pero nadie dijo que ser presidente del Gobierno de España en la peor crisis financiera en 80 años iba a ser una tarea fácil.

José Carlos Díez. Economista jefe de Intermoney

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