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La deuda con vencimiento en 2017 se sitúa en el 7,25%

La curva de tipos invertida: los bonos a cinco se pagan por encima de los de 10

La desconfianza en la economía española crece por momentos y es el mercado de deuda el que mejor refleja esta situación. Si ayer la curva de tipos se encontraba plana, esta mañana se ha producido la esperada inversión (la rentabilidad de los bonos a cinco años superó a los de 10), si bien el anuncio de que el fondo de rescate podría tener ficha bancaria ha eliminado este factor.

La curva de tipos se ha invertido, y solo un consejero del BCE ha logrado revertirla. Si ayer las rentabilidades de los bonos a tres, cinco, 10 y 30 estaban igualadas en el nivel del 7,5% esta mañana, a primera hora, se ha producido la esperada inversión y durante horas se encontraron por encima de los plazos superiores. Las palabras de Ewald Nowotny asegurando que existe la posibilidad que el fondo de rescate tenga ficha bancaria le ha dado la vuelta. Ahora, los bonos con vencimiento en 2017 se sitúan en el 7,25% frente al 7,41% y el 7,39% de los bonos a 2022 y en 2042.

La mejoría de la situación, sin embargo, no esconde que la desconfianza sobre la economía española crece a pasos agigantados. Los mercados no dan tregua y la renta fija empieza a descontar una posible intervención, algo que tanto analistas y como dirigentes políticos no consideran descabellado. El rescate bancario ha demostrado ser insuficiente y la solución que permita volver a la normalidad pasa por el rescate total o la compra de deuda por parte del BCE.

El escenario que ha atravesado nuestro país ya fue experimentado anteriormente por otros, algunos de los cuales fueron rescatados (Portugal, Irlanda o Grecia) y otros no. El mejor ejemplo de esto último lo encontramos en Italia. Las dimensiones de su economía hacían inviable la intervención. La solución corrió a cargo de Mario Draghi. Tras llegar a la presidencia del BCE, una de las primeras actuaciones consistió en una rebaja de los tipos y en la compra de deuda para calmar las tensiones que asediaban a los países mediterráneos. A estas dos medidas se sumó la puesta en marcha de la barra libre de liquidez que tenía por objeto evitar el colapso del sistema financiero y promover el crédito.

Ahora España se ha convertido en la diana de todos los ataques, pero parece ser que la autoridad monetaria no está por la labor de lanzarse a la tan esperada compra de bonos en el mercado secundario. Con la prima de riesgo tocando hoy un máximo de 649 puntos básicos y el bono a diez años marcando día a día nuevos máximos, las dudas sobre la posibilidad de que nuestro país pueda hacer frente a los pagos más inmediatos hacen saltar las alertas. Esto provoca que la rentabilidad que ofrecen los bonos a corto y medio plazo superen a los de largo.

En una situación de estabilidad lo normal sería que los precios que se pagan por las inversiones a plazos cortos sean inferiores que las de mayor duración en el tiempo. Pero en situaciones de crisis las normas dejan de cumplirse y pasa a pagarse más por los bonos a dos, tres y cinco años que por los de 10 o 30. Eso es precisamente lo que está sucediendo en la actualidad.

Además de España, Portugal y Grecia, países rescatados en 2010 y en 2011, respectivamente, continúan manteniendo una curva de tipos invertida. Italia, que en noviembre del pasado año vivió la misma situación que nosotros, coincidiendo con uno de los brotes de la crisis de deuda que provocó la dimisión de su primer ministro, a día de hoy tampoco escapa de la tormenta que vive la eurozona y su curva de tipos permanece plana. Es decir, paga lo mismo por los bonos a corto y medio plazo que por los de largo. Irlanda es así el único estado que recibió auxilio de la troika y que en la actualidad ha conseguido normalizar su situación.

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