Madrid y Roma, solas ante el mercado
El pasado viernes los mercados financieros evidenciaron que los países con elevado riesgo soberano están bastante solos ante los movimientos especulativos y, tras cerrar con las espadas en alto, ayer volvieron a poner contra la pared tanto a los títulos de deuda como a la Bolsa. Los ataques se concentran en los países del sur de Europa, con especial virulencia en España e Italia -Grecia registró ayer una de las sesiones más bajistas desde 2008 por el temor a un default definitivo-, ante las súplicas de sus dirigentes al BCE para que ataje de raíz el problema con el anuncio de que comprará deuda.
La tozudez de las autoridades monetarias de Fráncfort, insistiendo en que su labor en la zona euro se limita a la defensa de la estabilidad de precios y del sistema financiero que las autoridades y tratados comunitarios le han asignado, da libertad plena a los especuladores, que apuestan por el rescate primero de España y después de Italia, y quizás, en paralelo, por la ruptura del euro. En un mercado estrecho las ganancias son exponenciales por pequeña que sea la apuesta. La falta de liquidez permite que en el caso español, por ejemplo, movilizando unos 150 millones de euros en el mercado secundario puede dispararse la prima de riesgo de España en casi cien puntos básicos. Eso es al menos lo que ha ocurrido en las últimas jornadas. Nadie compra títulos y los especuladores aprovechan pequeños movimientos de fondos extranjeros que reducen sus posiciones en deuda española para magnificar el efecto. Pura especulación, que ridiculiza los ingentes esfuerzos que hacen los Gobiernos por reducir el déficit fiscal, con gran desgaste político y sacrificio de la población.
Ante la soledad en la que se encuentran los Gobiernos de los países con problemas de riesgo soberano, que esperan que las resoluciones del Consejo Europeo de finales de junio se desarrollen y apliquen con celeridad, Europa despacha la dificultad con declaraciones de buena intención. Ayer, por segunda jornada consecutiva, el deterioro de la deuda estuvo acompañado del desplome de los precios en las Bolsas, tanto en Madrid como en Milán, con dos índices intensivos en banca cuyos valores sufrirían duramente las consecuencias de una caída del precio de los títulos de deuda de sus respectivos países que tienen en sus carteras. Tanto es así que decidieron defenderse solos, con la prohibición de las prácticas especulativas más comunes y más expansivas, como son las ventas a corto con valores tomados en préstamo. España las prohíbe para todos los valores hasta el 23 de octubre, e Italia solo por esta semana para valores bancarios, algunos de cuyos títulos tuvo que suspender ayer en los momentos de mayor desplome. Esta decisión en un mensaje de censura al BCE y las autoridades comunitarias de la soledad en la que se encuentran algunos socios de la eurozona, pese a la comunidad de intereses europea.
Italia y España mantendrán su defensa en los próximos días, y para coordinar la presión a sus socios celebrarán una cumbre en Madrid el 2 de agosto. No obstante, a la velocidad que han tomado los acontecimientos, se antoja una fecha lejana y podría ser precisa la intervención del BCE o, en su defecto, del nuevo fondo de rescate, habilitado ya como está para comprar directamente deuda tanto en el primario como en el secundario.
Esta última es la solución que ofrece ahora la Unión. Pero los países se resisten, especialmente Italia, puesto que solo se aplica a petición de parte y lleva aparejada condicionalidad, algo de lo que hasta ahora el país transalpino había escapado. Tanto España como Italia tienen que bajar la temperatura a su deuda para ganar el tiempo necesario para que las reformas calen en la economía y den resultados de forma directa en crecimiento, en empleo, en confianza y, sobre todo, en el tipo del bono, ahora indomable.