España e Italia ponen coto a las ventas a corto
España e Italia tuvieron que salir ayer a la palestra para intentar evitar el desplome de las cotizaciones -el Ibex 35 llegó a caer en la mañana de ayer casi un 5,5% y el índice selectivo de la Bolsa de Milán, FTSE-MIB, un 4,5%- y ante la negativa del Banco Central Europeo (BCE) de intervenir en los mercados con compras de deuda para frenar la escalada de las primas de riesgo. Los reguladores bursátiles de ambos países, ahora en el ojo del huracán de los especuladores, acordaron la prohibición de las ventas a corto plazo, una medida que ya se adoptó con el estallido de la crisis de la deuda soberana de la zona del euro.
"La situación de extrema volatilidad que atraviesan los mercados de valores europeos, podría perturbar su ordenado funcionamiento y afectar al normal desenvolvimiento de la actividad financiera. En estas condiciones resulta preciso revisar la operativa de los mercados de valores con el fin de asegurar el mantenimiento de la estabilidad financiera", aseguró ayer la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a través de un comunicado.
La medida afecta a todas las acciones del mercado español y se mantendrá por un periodo de tres meses desde el momento de su publicación ayer y hasta el cierre del 23 de octubre inclusive, pudiendo prorrogarse o levantarse el veto si se considerase necesario. El organismo supervisor explica que la prohibición cautelar afecta a cualquier operación sobre acciones o índices, incluyendo operaciones de contado, derivados en mercados organizados o derivados OTC, que suponga crear una posición corta neta o aumentar una preexistente, aunque sea de forma intradiaria.
Las ventas a corto fueron suspendidas a nivel europeo -las prohibieron España, Italia, Bélgica y Francia de manera coordinada y afectó a 58 valores, todos ellos del sector financiero- en agosto del pasado año para frenar la especulación y volvieron a permitirse a principios de año después de que las dos rondas de LTRO del BCE eliminaran las tensiones que había en los mercados.
La decisión de la CNMV coincide con la tomada por la Comisión Nacional que controla el mercado de valores en Italia (Consob) que acordó ayer, también, la prohibición durante toda esta semana de tomar posiciones cortas sobre el capital de los principales actores del sector bancario y de seguros. La medida se tomó después de que las fuertes caídas registradas por los valores del sector financiero, de entre el 5% y el 7%, obligara a la suspensión de cotización de estos valores en Bolsa.
En el comunicado, la Consob precisa que la decisión adoptada ha tenido en cuenta la marcha de los mercados y que durará hasta las 18.00 horas del próximo viernes. La Consob ya había adoptado esta decisión el pasado 15 de enero y la mantuvo hasta el 24 de febrero.
La CNMV ha informado al supervisor europeo, la ESMA. Fuentes del regulador bursátil aseguran que la decisión empezó a fraguarse el viernes, ante la fuerte volatilidad que ya experimentaron los mercados entonces. La nueva trayectoria bajista de la sesión de ayer empujó al supervisor a anunciar la medida. A partir de noviembre, entrará en vigor el reglamento europeo de posiciones cortas, que limitará la capacidad de la CNMV para emprender este tipo de acciones de forma unilateral.
¿En qué consiste este tipo de operativa?
Las posiciones cortas (también reciben el nombre de ventas a corto o apuestas a la baja) consisten fundamentalmente en tomar prestadas acciones para venderlas en el mercado. Se pacta un plazo de devolución con el prestamista. La clave radica en que el prestatario confía en que estas acciones bajarán de precio, con lo cual, al cabo del tiempo, las recompra más baratas y las devuelve a su propietario inicial embolsándose la diferencia.En algunos países, esta operación se realiza sin ni siquiera tener en préstamo las acciones. Eso es posible gracias a que las operaciones bursátiles no se liquidan inmediatamente, sino que hay un plazo que puede llegar a ser de varios días. Pero en España esta última modalidad está expresamente prohibida por ley.Las ventas a corto no son algo nuevo en la operativa bursátil. Y tampoco su prohibición en épocas de tumulto en los parqués. Ya ocurrió en el crac mundial de 1929, en el shock petrolero de los años setenta, durante el pinchazo de la economía nipona en la década de los noventa y en el estallido de la burbuja tecnológica de comienzos del siglo XXI.