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Columna
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Repsol saca partido de una mala pasada

Repsol coge fuerza. Tres meses después de la expropiación de su filial argentina por el Gobierno de Cristina Fernández, la petrolera española ha vendido activos secundarios en Chile por 540 millones de dólares. La potencial venta de sus activos de gas natural licuado podría elevarse hasta 3.000 millones para crecer en extracción. Añadiendo los ajustes en el dividendo y un acuerdo financiero más inteligente, Repsol está sacando partido de una mala situación.

La nueva estrategia del grupo requiere de unas ventas de 4.500 millones para financiar una inversión prevista de 19.100 millones para los próximos cuatro años. La mayoría se destinará a la exploración y a la producción, ya que Repsol quiere añadir más 200.000 barriles al día de producción neta para alcanzar los 500.000 en 2016. La adjudicación de proyectos de extracción en Brasil, EE UU y Venezuela es crucial tras perder YPF, lo que ha dejado a la petrolera muy expuesta al refino y la distribución. El acuerdo de Chile solo recortará unos 317 millones de dólares de los 14.000 de deuda neta, incluyendo las acciones preferentes. Pero Repsol tiene que empezar por algo. Vendiendo GNL se pone en el camino del objetivo de desinversiones. Con sus necesidades de capital disminuyendo, los activos de Repsol en Trinidad y Tobago, Perú y Canadá deberían atraer a compradores que buscan activos de gas licuado estratégicos y flujos de caja seguros.

Mientras, el cambio a un dividendo en acciones y un objetivo de pago más bajo también han aflojado la presión sobre su grado de inversión. Repsol ha mostrado incluso una habilidad para poner a funcionar su parte minoritaria en Gas Natural, obteniendo 1.000 millones en un inteligente acuerdo asegurado por el 10,5% de las acciones de Gas Natural. En total, el grupo cree que puede recortar la deuda neta en 7.000 millones, hasta los 9.000 en los próximos cuatro años. Si Repsol cumple sus planes, podría llegar a financiar las nuevas inversiones sin tocar los mercados de capitales, incluso si el petróleo cae a 80 dólares el barril. Por ahora es solo un comienzo prometedor.

Kevin Allison

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