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Tribuna
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Nueva revolución industrial

Detrás de cada producto que adquieren los clientes hay una compleja gestión de la cadena de suministro internacional. El autor explica los cambios que se anuncian en la fabricación a nivel mundial.

No es necesario ser un gurú en los negocios para darse cuenta de los cambios que ha experimentado el sector de fabricación en todo el mundo. Detrás de cada producto que adquirimos hay una compleja gestión de la cadena de suministro internacional.

La base industrial tradicional de Occidente ha experimentado un descenso gradual desde hace décadas, sin embargo, durante los últimos cinco a diez años, el descenso ha sido más rápido, al mismo tiempo que la fabricación ha prosperado en los países asiáticos, especialmente en China.

Quizás el mejor ejemplo de este nuevo mundo de fabricación es Apple, que ya no fabrica. Es de sobra conocido que sus productos indican en sus etiquetas que han sido diseñados en California y fabricados en China.

A pesar de la importancia de estos cambios, aún quedan signos que anuncian otros nuevos para el futuro. Lo que resulta extraordinario de estos cambios más recientes es que tienen el potencial de anunciar una nueva revolución industrial en algunas zonas del mundo que habían perdido su base industrial.

Lo que estamos empezando a ver es que cada vez hay más empresas que buscan fabricación local y partners para la cadena de suministro y utilizan la tecnología para construir redes de colaboración que crecerán y mantendrán su especialización.

Antes se ahorraban costes al cerrar fábricas en Europa y enviar toda esa actividad a China, ahora esas diferencias de costes son claramente menores que hace 10 años. A medida que se reducen esas ventajas económicas, hay más razones para reducir la cadena de suministro y disfrutar de un mayor control, especialmente en los temas relacionados con la comunicación.

En definitiva, todo en los negocios tiene un valor monetario, una vez que el ahorro de costes es menor y afecta directamente a la cadena de suministro, ya no merece la pena y esa corriente o tendencia empieza a cambiar aunque muy lentamente.

La experiencia nos dice que para las compañías pequeñas resulta imposible hacer negocios con las grandes. Hay demasiada burocracia. Además, las grandes organizaciones encuentran que trabajar con las empresas pequeñas es poco rentable y que consume mucho tiempo.

Las ideas preconcebidas son algo curioso, no son siempre tan acertadas como lo parecen a primera vista.

La tecnología nos ayuda a romper estas barreras y empezamos a ver una tendencia en empresas muy grandes que se asocian con compañías locales mucho más pequeñas. Dos de las áreas clave en las que esto está pasando son: la prestación de servicios y los contratos de mantenimiento.

En el pasado resultaba impensable que una marca respetada dejase en manos de una empresa pequeña y local algunas de sus actividades de primera línea y de atención directa al cliente. Sin embargo, hoy en día, el software de negocios permite a las grandes empresas ampliar su alcance a nivel virtual y colaborar con otras empresas para producir una cadena de valor, en lugar de únicamente una cadena de suministro.

Estos desarrollos vienen impulsados por los dispositivos móviles y las aplicaciones que se ejecutan en ellos, que han empezado a cambiar para siempre la noción de que uno solo puede ser 100% productivo si se encuentra en su lugar habitual de trabajo.

Al transferir los procesos y políticas internas a los subcontratistas, las grandes empresas obtienen todos los beneficios que supone estar en contacto con la calle cuando los necesitan sin comprometer sus estándares o identidad.

Esto permite a las grandes y pequeñas empresas trabajar juntas porque la tecnología puede sortear los costes, la complejidad y la carga administrativa que se asocian con los retos a los que se enfrentan las empresas de tamaños desiguales cuando trabajan de forma conjunta.

Incluso puede llevar al desarrollo de nuevos grupos industriales cuando los socios en la cadena de valor comiencen a formar ecosistemas sostenibles y específicos para zonas geográficas concretas.

Uno de los objetivos de las empresas será recopilar el conocimiento que se ha perdido en la cadena de suministro industrial después de muchos años de actividad externalizada.

Es posible que nunca se recupere del todo el conocimiento que se perdió en la fase de externalización a Oriente, pero los fabricantes deben conservar algunas destrezas en las cadenas de suministro y observamos que esto ocurre cada vez con más frecuencia.

Lógicamente, para que esto funcione, la gestión del proyecto es fundamental.

Las fases de producción y los ciclos de vida útil del proyecto son ahora más breves y de menor tamaño. Es necesario ejercer un mayor control sobre los costes de producción y del proyecto, dado que un fallo puede verse aumentado hasta convertirse en un error o retraso costoso.

La capacidad para hacer un seguimiento de los costes del proyecto en cualquier fase y evaluar la rentabilidad es otro de los modos en los que la tecnología está redefiniendo las reglas de la cadena de suministro.

En concreto, los fabricantes cada vez utilizan más las herramientas de colaboración, no solo como se usa cualquier red social o para fines de comunicación, sino que también las usan para colaborar de forma activa con los partners en la cadena de suministro y con los clientes.

Al utilizarlas como un mecanismo para obtener opiniones sobre el diseño y el desarrollo del producto o como parte del soporte técnico y la logística, se están convirtiendo en una parte cada vez más importante de la cadena de valor internacional para las empresas líderes del futuro.

Alastair Sorbie. Consejero Delegado de IFS

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