El ajuste dispara al corazón de la recuperación económica
¿Servirán los drásticos ajustes anunciados por Rajoy para sacar a España de la crisis? Los expertos lo ven complicado.
Paul Krugman ha sido el primero en decirlo, pero el fantasma de una recesión mucho más prolongada de lo previsto ha aterrizado en España sin expectativas cercanas de despegue. Y esta vez es complicado culpar a casas de análisis o agencias de rating deseosas de disparar contra España. Son los ajustes anunciados en la mañana del miércoles por el presidente del Gobierno los que han impactado directamente en la diana de las esperanzas de recuperación y Mariano Rajoy el que ha abierto el camino de la andanada de revisiones a la baja de los datos macroeconómicos que planea sobre España.
"Nunca antes la economía española había tenido dos recesiones tan seguidas y de esta magnitud. Es algo que ninguno de los aquí presentes habíamos vivido y, es más, para el año que viene todas las previsiones apuntan a que la situación recesiva continuará, aunque más cerca del 0%. Señorías, ésta, nos guste o no, es la realidad a la que nos enfrentamos", fueron sus palabras ante el Congreso. Es cierto que el presidente no hizo una relación de causa efecto entre ese nuevo plan para reducir el déficit en 65.000 millones en dos años y medio y su pesimismo para 2013, pero la realidad a la que alude no es la que contemplaban los planes del Gobierno antes de conocerse las medidas . Hasta las nueve de la mañana del miércoles, la previsión oficial del Ejecutivo era que España saliera de la recesión el año que viene, con un crecimiento del 0,2%. De hecho, todavía lo es, aunque su líder ha dejado claro que no por mucho tiempo.
Por una vez, Rajoy ha hecho de adelantado. Los técnicos del Ministerio de Economía han sacado ya sus calculadoras para poner cifras concretas a las palabras del presidente y lo mismo están haciendo todas las casas de análisis e institutos de predicción. "Rajoy impone una austeridad severa, que aumentará el desempleo y que no tendrá un impacto significativo ni en el problema fiscal ni en el de competitividad. ¿Cuál es exactamente el sentido de eso?", sentenció el mismo miércoles el premio Nobel de Economía Paul Krugman desde su blog en The New York Times.
El aumento de la recaudación por IVA, en entredicho
La duda que plantea Krugman es la que están intentando certificar los expertos en economía nacional. "La subida del IVA va a suponer un duro varapalo para el consumo, así que no está clara la capacidad recaudatoria que puede tener", explica Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e Investigador del Ivie. La experiencia de 2010, cuando la recaudación por este impuesto se disparó un 46% y los ingresos extra por la subida superaron las previsiones del entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, no tiene visos de repetirse. "Esta no es la economía de 2010 o 2011. Las tasas de crecimiento para este año anticipan de una caída del 2%; la coyuntura es distinta..., y peor", añade.
Además, el Gobierno ha renunciado a un efecto muy importante de la subida del IVA: el incremento de la recaudación por el efecto anticipación. Los consumidores se adelantan y aceleran sus compras de forma previa al alza, algo que ahora no podrá suceder puesto que la subida es inmediata.
Ya nadie habla de que el hada de la confianza pueda materializarse gracias a un estricto control del gasto y convertirse en un impulso al crecimiento. Ni siquiera se da por seguro que los ajustes vayan a conseguir llegar a la meta de déficit (ya relajada) del 2,8% en 2014. ¿La razón principal? El efecto en el PIB y en el consumo.
Impacto en el PIB
"En 2013 la caída del PIB será similar a la de 2012. Es imposible el crecimiento sin estímulo", aseguraba José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, durante un encuentro digital en Cinco Días. Y eso no augura nada bueno. Intermoney calculaba antes de los ajustes un retroceso de la economía del 2,1% este año. Si esa misma cifra se repite en 2013, el año será mucho más nefasto de lo esperado: la media de previsiones recogida por Funcas previa al ajuste hablaba de una caída del 0,6%.
Algo más optimista se muestra Cortal Consors, el bróker propiedad de BNP Paribas. La letra pequeña de los ajustes está por conocerse, así que todas las previsiones son tentativas, pero su apuesta es que la economía caerá este año dos décimas adicionales por culpa del ajuste, hasta el 1,2%. El año que viene será peor: la tasa de recesión estimada por sus analistas se duplica, hasta el 0,7%.
Otros prefieren no poner cifras, pero su análisis es el mismo: "Habrá un impacto de una mayor desaceleración de la prevista y el consumo se va a retraer", razona Rafael Romero, director de inversiones de Unicorp Patrimonio.
Mazazo al consumo privado
Y es que una subida del IVA ataca directamente al consumo, y más en una economía que ya está deprimida. Las revisiones a la baja de este indicador ya han comenzado y llegan a seis décimas el año que viene en algunos casos. Cortal Consors contaba con un alza del 0,6% y ahora se conforma con que esté plano. "La rebaja es bastante importante, pero también la subida del IVA lo es. Es de tres puntos y es lógico que tenga impacto", explica Tomás García-Purriños, analista de Economía y Estrategia de la filial de BNP.
Lo peor es que Cortal Consors se encontraba en el bando de los optimistas. La media de analistas que recoge el panel de previsiones de Funcas habla de una caída del 1% en el consumo de los hogares para 2013, así que las revisiones que se están haciendo ahora mismo pueden acercar esa cifra al 2%. Además, nada se puede esperar del consumo público. Desde luego, los refuerzos de la caballería no van a llegar por ese lado.
Freno a la inversión
Este es uno de los puntos más discutidos por los economistas: no medidas que alienten el crecimiento o la inversión en el paquete anunciado por el Gobierno. Solo se salva la rebaja de las cotizaciones sociales, pero solo se empezará a ver en 2013, con la primera rebaja de un punto, mientras que el alza del IVA es de tres y de carácter inmediato.
Así que pocos confían en que esa especie de devaluación fiscal tenga efecto en una mejora para las empresas y acabe incidiendo en la inversión, sobre todo porque ni siquiera lo es plenamente, ya que no es proporcional. "Dada la situación económica, muchas empresas, sobre todo las que estén en sectores muy competitivos o donde prime el low cost tendrán que asumir en sus márgenes la subida del IVA, lo que afectará a los beneficios y al empleo", explica Romero. Y este es un panorama que una rebaja de un punto en las cotizaciones el año que viene no va a solucionar, ni siquiera para alentar las exportaciones o el consumo interno, dos claves teóricas de una devaluación fiscal.
Al final, lo que hay en la balanza son medidas que desincentivan el consumo y ninguna que aliente la inversión, aunque solo fueran ayudas a las pymes. "Y eso es lo más preocupante", apuntan desde Cortal Consors. "El Gobierno debería haber sido mucho más selectivo en la utilización de la tijera del gasto y jamás debió haber tocado las partidas que más tienen que ver con la competitividad, como el I+D o la educación", añade Maudos. ¿Resultado? Freno al crecimiento y caída de la inversión.
Nada bueno en el horizonte para el empleo
Este cóctel explosivo lleva a un negro futuro para el empleo. Si el crecimiento no ayuda, la inversión no encuentra alicientes y las empresas reducen sus beneficios al tener que asumir al menos algo de la subida del IVA, el desempleo se llevará la peor parte.
Los expertos todavía están afinando sus previsiones, pero José Carlos Díez teme que, igual que el PIB, el comportamiento del empleo en 2013 pueda ser similar al que se espera para este año. Y eso supone una caída superior al doble de la media prevista por los expertos antes de los ajustes, que estaba en el 1,7%.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó la alerta hace muy pocos días. El desempleo seguirá creciendo en Europa si no se moderan las políticas de austeridad. Y España las ha profundizado...
El problema del empeoramiento en los datos de desempleo es que son negativos por una doble vía. Por un lado está lo evidente, el daño a la población y la menor capacidad para consumir, con todas las consecuencias que eso tiene. Pero luego está el impacto en el gasto público, algo que puede hacer que los 65.000 millones de ajustes del PP no sirvan de nada a la hora de cumplir con las metas impuestas desde Bruselas. Más desempleo es sinónimo de mayor gasto en prestaciones y eso es igual a derrape presupuestario.
La inflación como enemigo
Y luego hay otra partida que también puede dar disgustos a la hora de ajustar el presupuesto. Es la inflación, para la que una subida del IVA puede convertirse en un enemigo mortal y traducirse en un incumplimiento del déficit por el aumento del gasto en partidas que dependen de ella, como las pensiones.
Claro que eso es en circunstancias normales y las actuales distan mucho de serlo, así que por ahí puede venir alguna buena noticia (o más bien un flaco consuelo). "Hay que tener en cuenta que la demanda está muy deprimida", argumenta Luis Camarés, catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Santiago. "La idea extendida es que el IVA se traslada de forma muy automática a los precios pero, cuando la demanda es tan átona, a veces parte del impuesto se lo tiene que comer la propia empresa. Inditex es un ejemplo de ello".
De ahí que esta vez los expertos confíen en que el IPC no dé disgustos. Sobre todo porque por mucho que el IVA pueda impactar en la inflación, también lo va a hacer el consumo. Al final, casi hay más miedo entre los analistas al efecto en el IPC de una desviación de los precios de la energía.
Y puede que nada de eso sea lo peor
Pese a todas las consecuencias negativas, la mayoría de los expertos piensa que Rajoy tenía poco margen. Las miradas van todas hacia Bruselas y hacia unas exigencias que no anticipan nada bueno. "No podemos aplicar una cura de caballo que acabe matando al enfermo", sentencia Camarés. ¿Puede España salir por ella misma? "Si no hay crecimiento, no se puede pagar", resume Romero. Ni las deudas ni los intereses que se piden por ellas, ya estén en el 6,5% o el 7%. Y eso supone un rescate en toda regla. ¿Quién puede evitarlo? Solo un Banco Central Europeo (BCE) que asuma su tarea de bombero y compre tiempo, y una Alemania que se olvide del pasado, acepte que la inflación no siempre es el diablo y empiece a tirar para que los demás puedan salir del pozo agarrados a su cuerda.