Una vuelta de tuerca más
La subida del IVA y, probablemente, de los impuestos especiales parece estar más cerca que nunca. Ahora que Europa ha aceptado alguna de las peticiones españolas, como la recapitalización directa de la banca, parece que será una de las condiciones propuestas. Sin embargo, todos los agentes económicos coinciden en afirmar que los efectos de esta subida serían muy negativos en términos de descenso de consumo, destrucción de empleo y recaudación. Así, esta decisión afectaría al conjunto de la economía y repercutiría en sectores tan importantes como el turismo o la hostelería, cuya evolución está íntimamente relacionada con la industria de bebidas espirituosas. No en vano, el 13% del presupuesto de los turistas extranjeros se destina a bebidas alcohólicas; y además, el 77% del consumo de nuestros productos se realiza a través de la hostelería.
Los constantes mensajes desde Europa pidiendo una vuelta de tuerca más e instando al Gobierno a un alza impositiva sobre el consumo nos lleva a preguntarnos por qué. Si las previsiones de recaudación parece que no serán tan elevadas, no es descabellado pensar que existe algún interés oculto para que se suba el IVA en España. Nuestro país perdería competitividad como destino turístico, situación que beneficiaría a otros países del entorno, hasta ahora en desventaja, por tener tipos impositivos más altos. La primacía española con respecto al turismo de sol y playa se perdería escudándose en la necesidad de reducir el déficit.
Además, hemos llegado a un punto en el que recortes y alzas fiscales, en vez de contribuir a aumentar los ingresos y reducir el déficit, van a ahogar a la economía y a empeorar aún más la situación de las arcas públicas. A juzgar por los últimos datos de la Agencia Tributaria, el panorama es preocupante. Los ingresos impositivos cayeron un 4,9% hasta mayo por el fuerte parón de la demanda interna. El impuesto que más se resintió fue el IVA, que cayó a un ritmo del 10,1%.
Y en esta encrucijada, el sector de bebidas espirituosas sufriría duramente las consecuencias. A los efectos que provocaría en nuestro sector el incremento del IVA en el turismo y la hostelería se añadirá la posible subida de los impuestos especiales que gravan al alcohol, lo que supondría un doble golpe -definitivo- al consumo de nuestros productos, estrangulando nuestra actividad y poniendo en grave riesgo 45.000 empleos adicionales.
Este riesgo no parece justificarse por temas recaudatorios ya que la evolución de los impuestos especiales también presenta números rojos. En lo que llevamos de 2012, la recaudación por impuestos especiales aplicables a las bebidas espirituosas cae más del 5,9% y en 2011 la recaudación por este concepto cayó un 4,7%, alcanzando solamente los 772 millones de euros. No deja de resultar paradójico haber alcanzado niveles de 2001 (779 millones) cuando la tasa impositiva era sensiblemente menor. Un problema que no es solo de recaudación, sino también de equidad y proporcionalidad del sistema actual de recaudación de impuestos especiales. Mientras el consumo de bebidas espirituosas representa el 27,3% del total de bebidas con contenido alcohólico, cuando sin embargo supone más del 73% del total de impuestos especiales aplicables al alcohol (1.068 millones de euros recaudados), existen otras bebidas alcohólicas que se consumen mucho más y de las que se recauda mucho menos al tener un tipo impositivo muy inferior. Sin ir más lejos, la cerveza, que supone aproximadamente el 50% del consumo y sin embargo solo el 25% del total de la recaudación por impuestos especiales. Una discriminación manifiesta si consideramos que, al fin y cabo, todas las bebidas con contenido alcohólico contienen el mismo tipo de alcohol (etanol). Entonces, ¿por qué en España se grava hasta cuatro veces más un destilado que una cerveza? Para buscar mayor recaudación es necesario reformar la estructura del impuesto especial, no abundar en el agotado e ineficiente modelo actual.
A pesar de este complejo escenario, desde la industria de bebidas espirituosas sabemos que para mantenernos es vital doblar el esfuerzo y la creatividad y apostar por nuestros valores, innovando en productos e impulsar siempre el patrón de consumo mediterráneo. Creemos también que de esta situación se sale entre todos, por eso somos especialmente activos en elaborar y proponer medidas en materia económica y fiscal para impulsar la economía nacional y nuestro sector en concreto. Pero para esto es necesario no castigar más el consumo, sobre todo cuando los posibles efectos recaudatorios no están tan claros y se perciben intereses dudosos; y analizar si nuestro sistema impositivo de impuestos especiales es el idóneo.
Bosco Torremocha. Director Ejecutivo de FEBE (Federación Española de Bebidas Espirituosas)