Exclusividad en el Instituto Médico Láser
Javier Moreno atiende en su elegante clínica de medicina estética a más pacientes del mundo empresarial que del 'artisteo'
Cuando el joven médico Javier Moreno (Madrid, 1950) se fue a estudiar a Hamburgo en los años setenta, difícilmente podía imaginar que 40 años después tendría una de las clínicas de estética más exclusivas de Madrid. A la ciudad alemana viajó a conocer los usos del láser en la salud, una experiencia que le sirvió para crear el Instituto Médico Láser en 1996.
La clínica tiene sede en un palacete en el distrito de Chamberí. "Yo soy de este barrio y siempre hemos tenido consulta en la zona", cuenta Moreno. Su anterior sede estaba en la calle Almagro, en una casona que incluso sirvió como plató para una película de Pedro Almodóvar. El edificio de la actual ubicación, perteneciente a 80 herederos, estaba abandonado. En las alas se hicieron 50 cabinas de tratamiento y la nave central se restauró y recuperó con la estética original.
La imagen que ofrece el lugar es la de una consulta lujosa, una isla de tranquilidad y exclusividad en medio del ruidoso y acelerado Madrid. "Siempre hemos buscado un estilo parecido y un edificio que nos diera independencia". En la estancia más noble tiene Moreno su despacho. Allí recibe a los clientes habituales. "Yo solo paso consulta a quien ya conozco o a personas que vienen recomendadas por mis pacientes", confiesa.
"La crisis ha afectado en los tratamientos menores, aquellos por debajo de 600 euros"
Quienes por allí pasan suelen ser "en un 80% mujeres, de formación universitaria, entre 30 y 50 años, en buena situación económica y con un nivel de información elevado sobre lo que desean", explica. Entre sus clientes, numerosos rostros conocidos cuyos nombres no se pueden desvelar. "Tenemos más pacientes del mundo empresarial y de la política que del escenario", reconoce. Normalmente a él acuden para intervenciones de liposucción asistida por láser y varices. Pero en la clínica los tratamientos son muy variados, desde medicina estética, dermatología, cirugía facial, depilación, oftalmología o dental.
Una de las innovaciones que introdujo en la clínica hace dos años ha sido la reconstrucción mamaria con la propia grasa de la paciente. Una demanda de aquellas mujeres que no querían implantes de silicona. "El resultado es totalmente natural y el tacto es más agradable", asevera. La grasa se extrae de la propia paciente, de las cartucheras, por ejemplo. "Las clientas se hacen un dos por uno. Se hacen una liposucción y con la grasa sobrante se arreglan los pechos. Les resulta más económico".
De momento no se sabe el resultado a medio plazo de esta cirugía porque se comenzó a realizar en el mundo hace tres años. Hay que ver si la paciente absorbe la nueva grasa o se queda fijada. En cualquier caso, ofrece una oportunidad más natural a aquellas adversas a la silicona. Precisamente, en los últimos meses han recibido llamadas de muchas mujeres preocupadas debido a los implantes defectuosos de la marca PIP. "Todas habían perdido las tarjetas del fabricante", explica. Otra innovación es la liposucción de zonas "antes tabú" por las dificultades técnicas, como los tobillos y las rodillas.
El Instituto lo creó junto a su esposa, la también médico Josefina Royo. Ella le conocía porque había sido su joven profesor en la Universidad Complutense a principios de los ochenta. Pero él no la recordaba. Más tarde surgiría el amor y una aventura profesional conjunta. Ella ejerce como subdirectora del centro, encargada de la gerencia. También le acompaña un hijo en las tareas empresariales.
De la época de profesor también fichó a gran parte de los 20 facultativos que hoy le acompañan. Uno de los requisitos para trabajar allí es que todos ellos, además de pasar consulta, publiquen en revistas científicas. "Nos da prestigio", asegura.
La jornada de Moreno comienza alrededor de las diez y acaba a las nueve de la noche. Por la mañana pasa consulta y las tardes las dedica a los tratamientos (igual que los viernes completos). Excepto los martes, en los que trabaja desde casa dedicado únicamente a sus futuras publicaciones científicas.
La exclusividad de la clínica ha preservado los tratamientos
más caros, de los clientes más pudientes, en estos años de recesión. "Facturamos un 25% menos que en 2007. La crisis ha afectado básicamente a los tratamientos menores. Por debajo de 600 euros es lo que más ha caído. Ahora todo el mundo se hace sesiones sueltas".
En la mesa de Carrero Blanco
Despacho elegante, con muebles de época, sin lugar a detalles modernos. Así es la oficina de trabajo de Moreno, quien eligió el estilo y los objetos ayudado por su mujer y una amiga decoradora.El escritorio lo consiguió en un anticuario. "Yo quería una mesa de este tipo, de época. Me dijeron que perteneció a Carrero Blanco, aunque no sé si es verdad", confiesa. Las estanterías están repletas de libros de medicina, que apenas consulta ya, y de literatura clásica. Además, cuenta con una pequeña colección de microscopios antiguos junto a una mesa baja de reuniones y unos sofás clásicos.Sobre la mesa, una lámpara de porcelana, un tintero de cristal con base de mármol y una foto de su esposa, de hace 17 años, en unas vacaciones de Nochevieja en Isla Mauricio.