Bancos centrales y superhéroes
En la crisis económica global los banqueros centrales son a menudo retratados como superhéroes. Mario Draghi, el único hombre que puede salvar la eurozona. Ben Bernanke: "por favor, haz más" por la economía estadounidense. El Banco de Pagos Internacionales (BIS) no está contento con esa imagen: su último informe anual lamenta que la impresión de dinero y el apoyo al sector financiero están llegando a sus límites.
No hay duda de que los bancos centrales han tomado medidas extraordinarias. Han hecho que los tipos de interés reales negativos parezcan normales en las economías avanzadas del mundo. Han comprado amplias cantidades de deuda soberana y ofrecido grandes sumas en préstamos baratos a largo plazo a los bancos. Sus balances han aumentado: a finales de 2011, los activos combinados de los bancos centrales del mundo se situó en 18 billones, el doble que en los años precrisis.
Esta flexibilidad tiene efectos negativos. Reduce la presión para que los gobiernos hagan reformas y para que los bancos reconozcan los créditos dudosos. Distorsiona los mercados financieros y alienta nuevas imprudencias. Hace subir los precios de los activos en los mercados emergentes y en otros refugios seguros. Y cuanto más se prolongue esto en el tiempo, más difícil será volverse atrás. El BIS hace bien en preocuparse. Los bancos centrales no pueden hacerlo todo. Y sin embargo, hay algo poco realista en el análisis del BIS. Si las economías más avanzadas registraran superávits superiores al 2% de forma simultánea, o incluso recortan sus déficits bruscamente, el resultado más certero sería una depresión global. Además, las preocupaciones sobre el exceso de deuda no encajan con los históricamente bajos rendimientos de los bonos soberanos.
A menos que la economía se recupere rápido, la presión para que los bancos centrales hagan más solo crecerá. El BIS cree que esto "pone en riesgo el objetivo de estabilidad de precios de los bancos centrales, su credibilidad y, por último, su independencia". Cierto, pero dado que la alternativa más probable a las medidas heroicas sería una depresión global, no habrá una opción más realista.