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Columna
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No habrá futuro sin un gran plan

Evitar el gran pánico griego no ha permitido a la eurozona un momento de respiro sobre España. Los intereses del bono a 10 años superan el 7%. El Gobierno español ya ha hecho mucho. Los pasos extras que podría tomar son de una importancia marginal en el contexto actual.

Los mercados no están escuchando a Madrid. Lo que importa es que los líderes del euro vengan con una hoja de ruta creíble para reformar la Unión Monetaria en su cumbre de finales de mes. Es tiempo para acabar con la sopa de letras en forma de plan A, plan B, etc., y presentar un gran plan. Y deben actuar con rapidez. Lo que es necesario es un mensaje fuerte de que la eurozona está en integración, no en desintegración. Deben empezar con el lanzamiento de una unión bancaria de pleno derecho, como abogan Mario Draghi y François Hollande. Eso no sucederá repentinamente. Angela Merkel piensa que no es posible sin una unión fiscal e incluso política: esto debería ser un buen incentivo para que el presidente francés acepte el tipo de cesión de soberanía a la que Francia siempre se ha negado, incluso si el precio es que se fuercen algunas reformas estructurales en su propio Gobierno.

El segundo reto que los líderes de la eurozona deben afrontar son las consecuencias de la austeridad en la economía de la región. Grecia, Irlanda, Portugal y España están sangrando. Ninguno defiende que su país deba parar con la limpieza de sus presupuestos. Pero los recortes indiscriminados en el gasto dañan la demanda, y los aumentos de los impuestos sobre la renta hieren la competitividad. Será necesario más tiempo para alcanzar los objetivos fiscales acordados. No se puede evitar este hecho tan básico. Y el BCE puede querer confirmar sus indicios de que está preparado para bajar su tipo de interés de referencia el mes que viene. La cumbre podría tener éxito o fracasar dependiendo de la capacidad de los líderes de la eurozona para tranquilizar a Alemania y darle garantías de que su dinero no será gastado en Gobiernos irresponsables. Se necesita la disciplina de Merkel para aliviar la disciplina del mercado.

Por Pierre Briaçon

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