Samaras: un alivio, pero no para celebrar
Los griegos han tomado aire al votar por los partidos partidarios del rescate. Pero la coalición resultante podría ser débil, la economía sigue en contracción y los mercados siguen siendo escépticos sobre la habilidad de la eurozona para encontrar una solución a la crisis. El reto inmediato de Grecia es formar un Gobierno. El centro-derecha de Nueva Democracia obtuvo solo 129 de los 300 escaños con el 29,7% de los votos. Por suerte, el resto de la eurozona está aumentando la presión para que se forme rápidamente un Gobierno estable, y ese mensaje parece estar calando. Lo probable es que Antonis Samaras, líder de Nueva Democracia, se convierta en primer ministro, apoyado por el centro-izquierda del Pasok e Izquierda Democrática.
Una coalición así podría contar con 179 diputados apoyados por cerca de la mitad del voto. Pero no sería fuerte. Samaras no es un personaje popular ni en su propio partido. Necesitaría reincorporar al país en el plan de austeridad. Y sería acosado por la izquierda radical de Syriza, que casi finaliza segundo en la elección.
El resto de la eurozona querrá ayudar a Samaras dándole tiempo extra para lograr sus objetivos presupuestarios y prometiéndole más inversión. Un rápido desembolso de los próximos tramos del plan de rescate es posible. Pero Alemania no mostrará indulgencia con la necesidad de reformas estructurales, como contra la evasión fiscal y la racionalización de la Administración. Y cualquier tiempo extra será necesario para maquillar el hecho de que la economía ha empeorado durante los meses de elecciones.
Por Hugo Dixon