_
_
_
_

El corralito, la Estrella de la Muerte del BCE

Llama la atención que el mercado haya amortizado con semejante rapidez el rescate a la banca española. Pero tampoco cabe sorprenderse demasiado; el mercado tiene sus propios mecanismos de estímulo, recompensa y aprendizaje, y ante la repetición de un evento este proceso. El rescate griego anestesió al mercado durante unos meses, el irlandés durante unas semanas, el portugués durante unos días y el español, durante unas horas.

Comentaba hace unas semanas que España tenía tiempo. Me equivoqué. Sí que tenía tiempo, pero no capacidad para soportar la presión europea. Por mucho que España intentase resistirse, por muchos faroles sobre la ruptura del euro con los que pudiera jugar el Gobierno, tanto el BCE como Bruselas podían desmontar la defensa española con una simple pregunta. ¿Señor Guindos, de verdad quiere usted en los bancos colas de españoles pidiendo sus ahorros? El Eurogrupo debió ser una cosa así:

"Su falta de fe resulta molesta, señor Guindos". (He de decir que se me ocurrió antes de que alguien de la redacción me chivase que Paul Krugman ya había usado la frase). Al final, el Banco Central Europeo es la Estrella de la Muerte de la guerra de las Galaxias. El arma definitiva que solo con apretar un botón es capaz de destruir una economía. Ese "terror financiero" es tan poderoso que ni siquiera ha habido que activarlo; el escenario de un pánico bancario ha disuadido a cualquier Gobierno de llevar la contraria a las huestes del BCE/Bundesbank. 

Ayer, eso sí, la amenaza subió de grado. A menos de una semana de los comicios griegos, fuentes europeas citadas por Reuters amenazaron con un corralito en Grecia si se rompía el euro. Un chantaje muy directo y muy eficaz. Ustedes sabrán lo que hacen; yo puedo apretar el botón o no. No es la primera vez. A Berlusconi ya le movieron la silla, sin elecciones y desde la torre de Fráncfort.

Gracias al poder del BCE para desencadenar o evitar pánicos bancarios, el Sur de Europa está alineado con una dogmática y contraproducente política económica. Pero, que las democracias de buena parte de Europa estén subordinadas a las decisiones de grises economistas a los que nadie ha elegido y que guardan estrechos lazos con la gran banca (Axel Weber, Jörg Asmussen, Mario Draghi, Jean Claude Trichet) no es lo peor. Ni que, en un asombroso giro del destino, los intereses de esta casta estén coaligados en el Norte de Europa con el populismo más zafio, de tintes incluso xenófobos.  "Griegos, no recibiréis nada de nosotros", tituló el Bild un día. “Vendeos vuestras islas, griegos arruinados”, otro. 

Lo peor es que, mientras tanto, en los políticos que hoy Gobiernan en Berlín no se aprecia voluntad alguna de solucionar el problema fundamental del euro, esto es, la fuga de capitales de los países del Sur, una crisis de liquidez que, prolongada en el tiempo, se convierte en crisis de solvencia. Lo que llama Martin Wolf el lento viaje del euro hacia su desaparición. Y si hay alguna voluntad de parar este viaje, solo aflora en los momentos en que la ruptura parece inminente... para desaparecer a los pocos días. Es especialmente recomendable tanto este artículo de Martin Wolf como la respuesta de un alto funcionario del ministerio de Finanzas alemán (comentada por el propio Wolf). Y la grandiosa analogía que nos regala: según esta filosofía no habría bomberos, porque la existencia de los bomberos incentiva el comportamiento irresponsable.

Como dicen Wolf y Krugman, hay dos posibilidades: Que Alemania se crea su propia propaganda, es decir, que el problema del euro es la irresponsabilidad fiscal de algunos Estados (una estupidez que no merece la pena pararse a debatir), o que simplemente esté poniendo la pistola en la cabeza de sus socios. O haces lo que digo o te marchas del euro, confiando en que los países optarán por quedarse.

En la práctica, esta estrategia supone castigar a los socios como castigo por su comportamiento irresponsable. Si protestan, se les castiga aún más (caso griego). Y, si no protestan cumplen lo prometido, no se les levanta el castigo por si acaso eso provoca que dejen de cumplir los compromisos. Como en los años 30. Es una jugada arriesgada; El 42% de las exportaciones alemanas van a la zona euro gracias, sobre todo, a una ventaja competitiva que se diluiría en cuestión de horas si se rompiese la unión monetaria. 

La insistencia en que sea el ESM quien ponga el dinero para el rescate español, la negativa del BCE a comprar deuda de los países atacados o las reticencias del Bundesbank a crear la unión bancaria reflejan, además, una tendencia peligrosa: que Alemania intenta protegerse ante una ruptura de la baraja. Esto asusta aún más que las declaraciones, al igual que en la Guerra Fría era más preocupante la construcción de refugios nucleares que la instalación de armas ofensivas. La segunda opción es disuasoria, la primera indica que el enemigo se prepara para una guerra.

Vano intento, en todo caso, que refleja un oceánico desconocimiento de la dinámica de los mercados. España o Italia no pueden ser rescatadas sin que el mercado ponga a Francia y a sus bancos en el disparadero. Si España o Italia salen del euro, probablemente Francia no fuese capaz por sí sola de capear la tormenta. El euro, seguramente, dejaría de existir. En ese escenario, todo el excedente de ahorro generado por Alemania en la última década y media, que ha sido invertido en otros países de la zona euro, quedaría devaluado de la noche a la mañana.

Así que, a estas alturas, solo cabe hacerse una pregunta. Cuando llegue el momento, y ese momento llegará muy pronto, quizás tan pronto como en la cumbre de la semana que viene, ¿qué decidirá Alemania?

Sígueme en Twitter @Nuno_Rodrigo5 o pinchando aquí

Archivado En

_
_