El plan Barnier divide Europa
El Reino Unido ya está en desacuerdo con el resto de Europa. Desde que el primer ministro David Cameron hizo de su país el único de la UE en vetar los cambios del tratado en diciembre, los enlaces del Reino Unido con Bruselas se han ido desatando. Los planes revelados por la Comisión Europea el 6 de junio de crear fondos de resolución nacionales podría desatarlos más.
La recuperación de la banca y los fondos de resolución, que aspiran a permitir a los bancos a caer sin dinero estatal, son un extraño detonante. Los reguladores británicos, en particular las altas instituciones como el Banco de Inglaterra, apoyan con fuerza la idea de los rescates internos, mediante los cuales la deuda con los acreedores es reducida y los ingresos se usan para mantener el banco a flote o como ayuda en su disolución. Y hay una necesidad obvia de cooperar para hacer frente a la caída de un gran banco europeo que opera en varios estados.
Pero algunos de los detalles del plan de Barnier van a levantar ampollas en Londres. El comisario prevé que la tan denostada Autoridad Bancaria Europea (ABE) tenga más influencia. Esta arbitraría las disputas entre matriz y filial si un banco con operaciones internacionales colapsa, e idear un esquema de resolución con criterio prescriptivo. Después de su incapacidad para examinar la salud de la banca europea, la ABE puede no tener suficiente credibilidad para tener este papel clave. Luego está la financiación de los sistemas de garantía de depósitos. A diferencia del sistema británico que suministra fondos de los bancos después de un colapso, Barnier prevé adelantar el equivalente a un 1% de los depósitos cubiertos.
Barnier ve la resolución como un primer paso para una mayor unión bancaria europea. Esto está siendo discutido dentro de la eurozona. Pero las autoridades británicas probablemente no aceptarán un sistema donde tengan que aportar fondos para mantener a flote a bancos españoles o italianos. En algún momento, Barnier y la CE podrían afrontar la dura elección entre mantener el mercado de los 27 o fortalecer la eurozona de los 17.
Por George Hay