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Relevo en el supervisor bancario

Los retos del nuevo gobernador

Linde tendrá que culminar el saneamiento del sector financiero, en sintonía permanente con el Gobierno, el BCE y la UE, y recuperar el brillo perdido por Ordóñez.

El sucesor de Miguel Ángel Fernández Ordóñez toma posesión de su particular trinchera en mitad de la batalla. Sentarse en la silla del gobernador del Banco de España no será tarea fácil y, pese al reconocimiento personal que pueda suponer, no falta en el ámbito económico quien admite que "no le envidia para nada la suerte". Después de todo, Luis María Linde entra a dirigir una institución que lleva meses sumida en un halo de desprestigio por los errores cometidos, las críticas recibidas y la desautorización que supone que sus competencias se las vengan repartiendo Madrid, Bruselas y Fráncfort. Una endeble armadura, en definitiva, con la que afrontar la peor crisis que atraviesa el sector bancario desde finales de los años 70. La herencia que deja Ordóñez contiene algunos avances, pero pocos capítulos cerrados. Por lo pronto, Linde deberá culminar el complejo proceso de saneamiento al que se enfrenta el sector financiero, gestionar su recapitalización o velar por la recuperación de la confianza de los inversores terciando en la búsqueda de una solución definitiva que le obligará a mediar entre el Gobierno español y las autoridades europeas.

Partiendo de ahí, estos son algunos de los principales retos, los más inmediatos, que deberá afrontar:

Reestructuración: Revisar los planes de saneamiento

La primera jornada laboral del nuevo gobernador del Banco de España, el próximo lunes 11, coincidirá con el final del plazo concedido a las entidades financieras para presentar sus planes estratégicos de saneamiento. Bancos y cajas deberán argumentar de forma convincente cómo harán frente a los 28.000 millones de provisiones adicionales que exige la reforma financiera anunciada en mayo. La fecha no es casual, Ordóñez ha adelantado un mes su salida para que sea su sucesor quien capitanee íntegramente la supervisión de estos planes, que deberá culminar en un plazo de 15 días.

Exámenes: Supervisar la valoración de las firmas independientes

En paralelo al análisis de los planes de saneamiento, el Banco de España deberá colaborar en el test de estrés al que las valoradoras independientes Oliver Wyman y Roland Berger están sometiendo a la cartera crediticia de la banca española. De su examen, con el que Economía ha querido aportar mayor independencia y transparencia en la valoración del sector, aun a riesgo de desacreditar al Banco de España, resultarán previsiblemente nuevas exigencias de provisiones por riesgos ajenos al ladrillo, como hipotecas, crédito al consumo y pymes. Linde deberá defender su labor como supervisor a la par que colabora con las dos agencias valoradoras y demostrar su autoridad reaccionando ante los resultados. Las conclusiones serán referencia clave para determinar si el sector necesitará de la ayuda europea.

Recapitalización: Gestionar el pago de una eventual tercera factura

Una vez concluida la labor de las valoradoras, otras cuatro auditoras independientes inspeccionarán de nuevo a la banca española. Este examen se centrará en calibrar si las provisiones realizadas por la banca se ajustan adecuadamente a los riesgos de su cartera y vigilará especialmente aspectos como las refinanciaciones. El objetivo último, en definitiva, será desvelar la morosidad que pueda aún permanecer oculta. Estas nuevas conclusiones se conocerán previsiblemente durante este verano y servirán para cifrar de forma definitiva las necesidades de provisiones y capital del sistema financiero español. Por el momento, tales cifras oscilan entre los 40.000 y los 100.000 millones de euros, en función del grado de estrés al que se haya sometido previamente a la cartera crediticia. Será el último examen para alejar del todo las dudas sobre la calidad del balance de la banca española.

Competencias: Ejercer su labor en conexión con Bruselas y Fráncfort

Aunque la decisión aún no está tomada, cada vez parece más factible que el dinero necesario para recapitalizar a las entidades con problemas provenga de los fondos europeos. La entrada de este capital, probablemente a través del FROB, irá acompañada, sin embargo, de nuevas exigencias para el sector financiero por parte de la UE y el BCE. El gobernador del Banco de España deberá actuar en total sintonía con las directrices que lleguen de Bruselas y Fráncfort, renunciando a la independencia con que había actuado hasta el momento.

Liderazgo: Lidiar con el sector y el cuerpo de inspectores

Las cambiantes reglas del juego a las que se enfrentan las entidades en un entorno ya de por sí hostil han provocado un profundo malestar en la banca, que critica la improvisación y la falta de liderazgo con la que se rige el sector. Linde deberá recuperar el timón para diseñar con claridad las reglas de un nuevo modelo de negocio sostenible, que permita reactivar el crédito. Además, se enfrenta al abierto descontento del cuerpo de inspectores, muy críticos con Ordóñez y su gestión.

Prestigio: Reforzar la imagen y el papel de la institución

El reto más importante que afronta el nuevo gobernador, consiste en recuperar el prestigio del propio Banco de España. Los errores demostrados durante la crisis, la falta de previsión ante las debilidades de algunas entidades que han terminado siendo rescatadas (como es el caso de Bankia), las críticas dirigidas a Ordóñez por centrarse más en criticar el coste de sueldos y despidos que en los problemas de su ámbito, o la responsabilidad directa que le ha achacado el último Ejecutivo en el descrédito del sector, han dejado al conjunto del Banco de España en una situación delicada. Devolverle la credibilidad y el reconocimiento internacional del que solía gozar será una batalla dura y constante.

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