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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Draghi abre las puertas a la esperanza

El presidente del BCE, Mario Draghi, insufló ayer una buena dosis de oxígeno en la tormenta de arena que se abate sobre la eurozona y que ha colocado al sector financiero europeo -especialmente al español- en el ojo del huracán. Draghi puso sobre la mesa una batería de mensajes que en el caso de España tuvieron como primera consecuencia un alivio instantáneo de la presión sobre la prima de riesgo, que descendió más de 13 puntos y se situó en 494 puntos básicos, el nivel más bajo en dos semanas. Pese a no haber tocado los tipos de interés -que seguirán en el 1%-, el presidente del BCE abrió la puerta a la posibilidad de una subida para el próximo mes de julio, tras reconocer que la decisión de mantener el precio del dinero en su nivel actual no ha sido unánime y recordar que la inflación en la zona euro sigue "firmemente anclada" en el objetivo de estabilidad, esto es, en el 2%. El italiano defendió la decisión de la institución de abrir el grifo de liquidez ilimitada, aunque circunscrita a corto plazo, y descartó por el momento -y pese a las alarmantes previsiones macro de la eurozona- la utilización de instrumentos como el programa de compra de bonos públicos o las inyecciones de liquidez a largo plazo.

El mensaje de mayor trascendencia lanzado desde Fráncfort tiene que ver con el apoyo a una solución para el sistema financiero de la eurozona que permita recapitalizar directamente a la banca -a través de la reforma del Mecanismo Europeo de Estabilidad, que actualmente no contempla esa posibilidad- sin cargar las agotadas espaldas de los Estados con un incremento de deuda pública. La propuesta de Draghi no supondría, como él mismo se encargó laboriosamente de argumentar, un cheque en blanco a la banca europea y a sus respectivos Gobiernos, sino que iría acompañada de una lista de exigencias que incluiría tanto a entidades como a Estados.

Tanto el mensaje del presidente del BCE como la propuesta presentada también ayer por el comisario europeo de Mercado Interior y Servicios Financieros, Michel Barnier, quien defiende que los rescates bancarios sean sufragados a través de un fondo alimentado por las propias entidades, apuntan en una misma dirección: la creación de un muro de contención que impida que la caída o el colapso de parte del sistema financiero de un país pueda arrastrar ya no a un Gobierno, sino a todo el conjunto de la eurozona. Tanto una como otra solución son perfectamente defendibles y siguen la línea estratégica que España ha optado por mantener numantinamente frente a Bruselas: la negativa a un rescate que podría estigmatizar indefinidamente al país en los mercados y la opción por una salida ad hoc que aísle los muros del Estado de los de las entidades financieras.

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