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Janet Henry. Economista jefe para Europa de HSBC

"Europa actuará cuando la presión llegue a Francia"

Janet Henry, economista jefe de HSBC para Europa, aterriza en junio en Madrid por segunda vez este año en un momento crítico. Reconoce que desde su primera visita en febrero, cuando los mercados estaban inmunizados gracias a las subastas de liquidez a tres años del BCE, el deterioro de la situación ha sido mayúsculo. Llega, además, de Reino Unido donde el euroescepticismo, asegura, crece día a día y la población empieza a temer que la fuga de depósitos que se vivió en su país con Northern Rock pueda repetirse en España. Pese a todo, mantiene la calma y arranca su discurso con una afirmación que busca dar algo de tranquilidad. "Apuesto por la continuidad de la zona euro".

Henry reconoce, eso sí, que Europa tardará tiempo en perfilar la hoja de ruta necesaria para solucionar definitivamente la crisis soberana por lo que augura que las cosas empeorarán bastante antes de que lleguen las mejoras. Recalca la necesidad de lograr una integración fiscal y considera crítico que Alemania y Francia acerquen posturas sobre la hoja de ruta a seguir para conseguirlo, algo que en su opinión será difícil a corto plazo si la presión del mercado no aumenta más.

"Europa actuará cuando la presión llegue a Francia. Para encontrar una solución duradera a la crisis Francia y Alemania deben llegar a un acuerdo para establecer el camino que lleve a la integración fiscal. Puede ocurrir que los mercados tengan que forzarlo. Esta crisis ha demostrado que cuando el mercado presiona los cambios llegan. Muchas reformas estructurales y medidas de austeridad se han impuesto por la subida de las primas de riesgo".

Con las elecciones de Grecia a la vuelta de la esquina, Henry prevé dos semanas muy complicadas hasta que no se empiece a esclarecer el futuro del país heleno. En su opinión hay "una probabilidad razonable" de que pueda gobernar una coalición favorable a acatar los programas de austeridad que impone Bruselas pero reconoce que el futuro es incierto.

Pese a todo, y contra la visión de consenso, cree que Grecia seguirá en el euro y su principal argumento es el coste demoledor que acarrearía su salida. Menciona palabras temidas como grave recesión para la región y recuerda que tres cuartas partes de la deuda griega está repartida en entes públicos europeos, incluido el BCE. Para España, además, el riesgo resultaría mayúsculo pues no solo agravaría la recesión, también comprometería los objetivos de déficit. Combatir sus efectos en los mercados, además, resultaría mucho más complejo que con Lehman cuando los bancos centrales no habían agotado casi toda su artillería y los Gobiernos tenían margen para estimular las economías.

En cuanto a España, se resiste a hablar de rescate con todas las letras, pero no descarta que acabe apelando a la facilidad de protección de crédito del fondo de rescate, un mecanismo que garantiza parte de las emisiones de deuda.

¿Hasta entonces es el BCE la respuesta? Henry reconoce que es el único con capacidad de reacción real a corto plazo, pero no espera medidas especiales en la reunión de esta semana. Eso sí, asegura que si la situación se deteriora mucho, se verá obligado a sacar toda la artillería: compras de deuda, más liquidez o incluso bajadas de tipos, pero de momento apuesta por que la autoridad monetaria continúe centrándose en garantizar la liquidez. Hay que esperar a ver que pasa en Grecia, pues de ello dependerá todo.

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