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Tribuna
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Modelo energético óptimo: no dejemos las cosas a medias

No hago las cosas a medias, porque sé que si lo hago, entonces solo puedo esperar tener resultados a medias". Esta célebre frase de Michael Jordan -seguramente ha sido el mejor jugador de baloncesto de la historia- es aplicable a todo en la vida y nuestro sector eléctrico en España no es una excepción.

Hace solo dos años, un estudio sobre el modelo eléctrico español del 2030 decía que el sector eléctrico español debía "instalar de media entre 3.500 y 5.000 megavatios anuales de nueva capacidad hasta 2030 para garantizar el suministro, la eficiencia económica y la sostenibilidad medioambiental del sistema". Con el ratio de cobertura de demanda actual y deprimente escenario de recuperación de demanda en el horizonte próximo, estas cifras, cuando menos, asustan. Como decía Chopin, la felicidad es efímera, la certidumbre engañosa. Solo vacilar es duradero.

Hay numerosos estudios que, como este, indican los esfuerzos que se deben hacer por el lado de la oferta de energía eléctrica para obtener el modelo energético óptimo teniendo en cuenta que el mundo sigue igual, pero el hecho es que el mundo no sigue igual y que el consumo actual es poco racional, lo que representa un riesgo adicional para el sector eléctrico. El sistema eléctrico tiene que sobredimensionarse para atender la demanda de unas pocas horas punta al año (son necesarios unos 4000 MW, que equivalen a 10 centrales de ciclo combinado de 400 MW, para atenderlas solamente durante las 300 horas de mayor consumo anuales). Esta situación provoca un incremento de las inversiones en generación y transporte, para obtener una capacidad de generación que garantice el suministro solo para unas pocas horas anuales. Esto genera un sistema mal dimensionado en función de las necesidades reales.

La gestión de demanda -y de esto saben mucho los que operan el sistema eléctrico- es mucho más que eso. Las medidas de gestión de la demanda pueden servir para reducir el consumo o desplazarlo de las horas punta a las valle, para llenar las horas valle y también para reducir el consumo en las horas punta. Se trata, en definitiva, de contribuir al aplanamiento de la curva de la demanda mediante un cambio en los comportamientos a la hora de consumir energía, lo que supone una mayor eficiencia en el conjunto del sistema y una mejor integración de las energías renovables.

Para lograr este cambio destacan las medidas de eficiencia y ahorro energético, la discriminación horaria, la gestión automática de cargas o también el servicio de gestión de demanda de interrumpibilidad.

La interrumpibilidad es una herramienta de gestión de la demanda para dar una respuesta rápida y eficiente a las necesidades del sistema eléctrico en situaciones de emergencia. Consiste en reducir la potencia activa demandada hasta el valor de potencia residual requerida, en respuesta a una orden de reducción de potencia dada por Red Eléctrica, como operador del sistema, a los consumidores que sean proveedores de este servicio.

A 1 de junio de 2011 se encontraban en vigor 155 contratos de interrumpibilidad en España (supone un 2% de la capacidad total de generación en España), que supuso un coste para el sistema el pasado año mayor a 580 millones de euros, superior en más de 60 millones al coste del año anterior.

No obstante, la interrumpibilidad no garantiza una gestión óptima de la capacidad de la red, ya que las máximas demandas no siempre se producen en las zonas de mayor densidad de clientes industriales, como por ejemplo las zonas costeras y turísticas.

Se debe avanzar en la gestión de una demanda más activa y más agregada que no solo ayude a obtener una mayor eficiencia energética y a reducir las emisiones de CO2, sino que además permitiría optimizar las necesidades reales del sistema para diseñar el modelo energético óptimo del futuro, permitiendo la mejor integración de las energías renovables en el sistema eléctrico y una mayor eficiencia energética del sistema en su conjunto.

En este contexto actual de grave crisis económica (que ha puesto en evidencia el lastre que acumula el sector eléctrico español) es necesario establecer medidas que no solo solucionen los problemas a corto plazo sino que también diseñen un modelo acorde a las exigencias de austeridad, que en este sector también se deben aplicar.

Mariola Pina. Vicepresidenta de Hitachi Consulting

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