Bankinter: la fortaleza de no haberse atragantado de inmuebles
La escasa carga de ladrillo en balance con la que parte Bankinter convierte a este banco en uno de los menos afectados por la revolución que ha sufrido la normativa de saneamientos inmobiliarios. El primer decreto aprobado en febrero apenas supuso un coste de 193 millones de euros entre provisiones y déficit de capital, partida esta última que queda resuelta con los excedentes de recursos propios de la entidad. El segundo decreto, de principios de mayo, supuso un sobrecoste de 136 millones para asegurar el riesgo derivado del crédito sano concedido al sector inmobiliario.
La entidad absorbió íntegramente el coste del primer decreto en los tres primeros meses del año, logrando, aun así, un resultado neto positivo de 49,4 millones de euros. Bankinter asume, por tanto, que no tendrá mayor problema en asimilar el resto de la factura mediante la generación ordinaria de resultados culminando los deberes antes del cierre del ejercicio. Los expertos de Goldman Sachs estiman que sus beneficios se resentirán en un 19%.
Como as en la manga, ante cualquier tiempo de necesidad adicional, la entidad cuenta con la posibilidad de obtener beneficios extraordinarios mediante la venta de activos, opción que de momento se descarta.
Entre las principales fortalezas que presenta Bankinter, los analistas de HSBC señalan los beneficios que obtienen por su participada en la compañía aseguradora Línea Directa. Del lado de las debilidades, y teniendo en cuenta que el ladrillo no parece ser el problema del banco, quedaría el resto de la cartera crediticia de la entidad.
El ratio de mora de Bankinter, del 3,67%, resulta bastante bajo en comparación con el de su competencia. Bien es cierto, de otra parte, que la compañía sufre un mayor apalancamiento, con un ratio entre préstamos y depósitos del 160,60%.